Crítica | Ciudades de Papel (2015)

Paper Towns-criticaSi hay algo para apreciar del novelista John Green, es su facilidad para recordarnos que valoremos lo que tenemos, y de qué tan especial puede ser la vida que llevamos con quienes nos rodean. Ese es uno de los puntos a recordar en su romance trágico Bajo la Misma Estrella, y el mismo vuelve a tener énfasis en la nueva adaptación de su obra, Ciudades de Papel.

Dirigida por Jake Schreier, a quien aprecio por darnos Robot & Frank, Ciudades de Papel recupera las buenas intenciones encontradas en la anterior adaptación de John Green, y ofrece un film de misterio, carretera, amistad y desengaños amorosos. Un producto que sencillamente se convierte en un memorable ejercicio para el público joven, que si bien sacrifica parte de su carisma, si mantiene su honestidad.

La película plantea la siguiente pregunta, ¿a dónde fue Margo Roth Spiegelman? O mejor dicho, ¿quién es Margo Roth Spiegelman? Quentin (Nat Wolff), su vecino, parece tener una respuesta. Para él, Margo (Cara Delevingne) es muchas cosas: su vecina, su cómplice y el amor de su vida, pero más que otra cosa, también un orgulloso enigma. Pasando una noche inolvidable a su lado, Quentin cree que podría tener una oportunidad de quedarse con la chica de sus sueños, o al menos eso piensa antes de que la joven desaparezca al día siguiente sin rastro alguno. Bueno, sin rastro para la gente común, ya que con la ayuda de sus amigos, Quentin comienza a seguir las pistas que su vecina aparentemente le ha dejado, pistas que podrían conducirlo hasta el paradero de su amor.

Dividida en tres partes claras, Ciudades de Papel es un film de altibajos igual de claros, algunos constantes y otros ocasionados por la falta de rumbo con la que cuenta el mismo. Siendo razonable, hay un problema en cada una de las partes de la cinta, sin embargo, los puntos altos y unas intenciones admirables consiguen deshacerse de esos momentos penosos. Aun así, si bien no hay necesidad de que señale la naturaleza de cada instante principal, si debo detallar aquello que no funciona en cada uno, aquello que consigue que esta aventura juvenil de buen corazón no golpee tan fuerte como pretende.

En primer lugar, el núcleo de todo es Margo. Margo funciona como esa figura de chica de al lado que tanto enamora a nuestro protagonista. Aunque dicho eso, Margo no es una vecina cualquiera, comportándose de manera bastante peculiar y viviendo en su propio mundo. Asumo que es eso lo que tanto fascina a Quentin, el hecho de que en realidad no conoce a la mujer de la que está enamorado. El amor no tiene sentido, simplemente ocurre y es por eso que no puedo cuestionar los sentimientos de Quentin. Sin embargo, la imagen que Ciudades de Papel nos da de la peculiar Margo es de alguien un poco odiosa y quizá no tan fascinante como ella pretende presentarse. Este sentimiento por mi parte seguro merece una conversación más extensa, ya que el mismo pone en riesgo todo lo que planea la historia. Afortunadamente, el relato sabe cómo concluir como para que una mala percepción del personaje no arruine la experiencia.

No es que Cara Delevingne no cumpla interpretando a Margo, es solo que el personaje no está escrito con demasiada claridad en cuento a su compleja actitud. Especialmente cuando sus actitudes empiezan a verse irreales o egoístas. Realmente, la mayoría de los personajes en Ciudades de Papel carecen de demasiado desarrollo o razones para hacer lo que hacen, especialmente cuando todos los compañeros de Quentin se limitan a ser simples agregados cómicos. Agregados cómicos que solo funcionan en dosis bastante pequeñas.

Esa falta de cuidado con sus personajes no contamina el mensaje final de la cinta y del viaje en el que se embarca Quentin. Este último si puede presumir de ser alguien apreciable, viéndolo por primera vez exprimiendo su vida, siendo protagonista de su propia aventura y dándoles experiencias únicas a quienes lo acompañan. De eso es lo que trata Ciudades de Papel. No de romance, ni de literalmente buscar al amor de tu vida. El film de Schreier y la historia de Green consiguen mantener la esencia de la juventud como primer factor en el que pensar. La juventud y el hecho de que cuando algo específico no funciona, no quiere decir que todo lo demás esté perdido.

Si algo aprecio del ángulo de la película, es que cuenta la historia de Quentin, su amor y sus amigos, pero nos permite ponernos en el lugar del protagonista (en parte gracias a la efectiva y simple actuación de Nat Wolff). No es mala idea intentar reemplazarlo y pensar en la conclusión a la que llega acerca de su pequeña travesía, ya que lo que tiene para decir es simple pero enriquecedor. Y por una vez, diferente para el tradicional cine adolescente.

6/10

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