Por lo general, el efecto de Hollywood se dedica a explotar aquello que funciona y cuenta con potencial, para crear infinitos productos similares hasta exprimirlo todo. Por lo tanto, cuando en 1996 Misión Imposible llego a los cines, resulto increíble que una secuela, bastante curiosa además, tomara cuatro años en ver la luz. Luego de eso hubo que esperar seis años para ver una tercera entrega, cinco años para la mejor parte, Protocolo Fantasma y otros cuatro para ver lo que tenemos ahora, Misión Imposible: Nación Secreta.
Casi 20 años, y solo cinco películas han contado las aventuras de la IMF (Impossible Mission Force) y su mejor agente, Ethan Hunt (Tom Cruise). Sin embargo, el hecho de que una franquicia lucrativa como esta cuente con tan pocas continuaciones no es la única curiosidad. De hecho la mejor anomalía con la que cuenta Misión Imposible, es que la serie ha sabido mejorar hacia adelante y no ha descuidado su calidad en su periodo de apogeo. Nación Secreta mantiene esa tradición que comenzó en 2006 y entrega un espectacular film de espionaje, acción y momentos memorables. Donde solo un par de minutos y el efecto de su banda sonora son suficientes para introducirnos en su ágil repertorio de hazañas imposibles.
La quinta entrega introduce conexiones con las entregas pasadas. Con Protocolo Fantasma específicamente, al ver al director de la CIA (Alec Baldwin) empeñado en desmantelar a la IMF debido a sus medidas poco ortodoxas y daños colaterales. Logrado su cometido y con la agencia de espionaje fuera de servicio, sus agentes acaban en busca y captura, lo que le prohíbe a Ethan Hunt continuar con su búsqueda del Sindicato, una organización terrorista con el único objetivo de sembrar caos. Con la CIA detrás de él y caminando siempre un paso atrás del Sindicato, Hunt permanece en constante movimiento escapando a la muerte, trabajando con aliados y persiguiendo sombras.
Como dije, Misión Imposible salta en las páginas de Hollywood gracias a sus constantes anomalías, las cuales mantienen a las partes frescas y diferentes. El primer film centró su acción en espionaje puro, el segundo se transformó en un entretenimiento mucho más simple, el tercero utilizó una trama de venganza y el cuarto combinó los tres en un solo paquete. Dicha combinación se adueña de la misión en Nación Secreta, siendo similar al cuarto episodio en cuanto a tono, personajes y ritmo. Pero, eso no significa que tratemos con una cinta diseñada al pie de la letra, dado que cambiar a Brad Bird (Tomorrowland) por Christopher McQuarrie (Jack Reacher) hace la diferencia.
Colaborando continuamente con Tom Cruise en materia de libretos, McQuarrie vuelve a unirse con su colega y le encuentra todavía más vida al personaje de Ethan Hunt y sus múltiples hazañas. No sin antes recordar que ciertos elementos merecían algunos parches. Aun siendo superior, Protocolo Fantasma se dedicó principalmente al espectáculo en medio de su simple argumento, y Nación Secreta reconoce ese error, lo que lleva a esta quinta entrega a corregir al villano, a la co-protagonista y el hecho de que no toda secuencia debe ser superior a la anterior.
La película luce acción energética desde el primer minuto, pero hay más que eso, entendiendo que no todo debe terminar con un acto deslumbrante. Para McQuarrie y su guión, la clave está en organizar cada escena con detalle. Se trate de una persecución por carretera, un plano secuencia bajo el agua o una genial secuencia dentro de una ópera, el orden siempre va al frente y siempre cumple. Cada pieza va en su lugar y la última siempre golpea con fuerza cuando recuperamos el aliento.
Si bien es una franquicia liderada por cambios, la única constante sigue siendo su as bajo la manga. Tom Cruise vuelve a interpretar a Ethan Hunt, el personaje más intrépido y tenaz del cine de acción contemporáneo. ¿Y saben qué? El personaje le sigue sentando perfectamente, y lo prueba cuando, sin ayuda de ningún extra, se cuelga de la puerta de un avión y despega con él en una escena increíble. Una de muchas. Sin embargo, el personaje de Hunt no solo requiere estar en forma, sino que también necesita de esa actitud valiente que Cruise le da al personaje. Una que también tiene sus límites y percances, pero eso no hace más que ofrecerle algo de humor al asunto.
El resto del elenco trae personajes del pasado, pero además adhiere actores valiosos en nuevos roles. Sean Harris (Prometeo) soluciona los problemas del antagonista encarnando al líder del Sindicato, Solomon Lane. Lane probablemente sea el villano más convincente de la franquicia, entendiendo que el mismo no solo es malévolo en el film, sino que también se posiciona como un rival para Hunt a un nivel intelectual. Por otro lado, como rival/villana/aliada, Nación Secreta presenta a Rebecca Ferguson como Ilsa Faust, un rol femenino contundente y digno de acompañar a Ethan Hunt. Cruise y Ferguson tienen buena química por esa misma razón, entendiendo que el protagonista siente cierta admiración por Faust y su relación con ella no se limita a un interés romántico.
Más allá de sus mejoras a nivel de serie, la película sigue entregando lo mejor que tiene: entretenimiento. La acción vuelve a ser protagonista y el deslumbrarse es una obviedad con secuencias que saben combinar lo práctico y los efectos digitales en una memorable colección de escenas. Y no solo eso, de hecho las mismas evolucionan constantemente, pasando de una hazaña imposible a una persecución en auto, seguida de un turbulento paseo en moto por carreteras peligrosas. Hemos tenido acción memorable este año, y Nación Secreta suma todavía más recuerdos. Especialmente cuando solo eso que acabo de describir amortiza el precio de la entrada.
Cargada con suficientes guiños y material coherente como para llamarla una continuación, Misión Imposible: Nación Secreta demuestra que la franquicia ha encontrado un ritmo cómodo. Christopher McQuarrie aprovecha cada oportunidad para sorprendernos y atraparnos en una espiral de acción, pero adorna todo con elementos de calidad. Aunque, la superioridad de esos recursos vuelve a resumirse en una sola persona: Tom Cruise, quien sigue dispuesto a todo por esta serie. Manteniendo la mecha encendida, Nación Secreta refuerza un legado de 20 años y dice “Misión Cumplida”.