No hay razón para volver a recalcar el increíble hecho de que Woody Allen escribe y dirige una película anualmente sin ninguna excepción. Por eso, cada año es más sencillo comenzar definiendo (porque todo es definible en su cine a este punto) el tipo de cinta que presenta el director neoyorkino. Esta explicación debería iniciar cada una de mis opiniones acerca de la obra de Woody Allen, salvo que hablemos de alguna de sus múltiples obras maestras, que de alguna manera requieren mayor atención. Aunque, eso tampoco significa que su proyecto en 2015, Hombre Irracional no tenga valor alguno. Todo lo contrario en realidad.
Irrational Man es un trabajo de Woody Allen que se aleja de ese simple y efectivo carisma (que aun pertenece al film) para detenerse en una de sus reflexiones sobre la moral, la muerte y la realización personal. Esos elementos entran en la escena de un campus universitario donde el reconocido profesor de filosofía Abe Lucas (Joaquin Phoenix) cambia la vida de estudiantes y profesores debido a sus antecedentes como gran pensador, alcohólico y amante. Superado por la vida, Abe encuentra inspiración en Jill (Emma Stone), una de sus estudiantes, quien se empeña en darle una razón para seguir viviendo, sin embargo el lugar del que proviene dicha inspiración no es exactamente convencional ni del todo sana.
Si bien utiliza los clásicos créditos para introducirse, Hombre Irracional desentona en el curriculum de Woody Allen al acompañar estos textos con simples sonidos de ambiente y no una icónica canción introductoria. Desde ahí, la película se comporta exactamente igual a como lo hacen sus créditos, de forma insípida, reflejando la escasa inspiración de su protagonista. Ahora, conforme avanza y el personaje encuentra su propósito, la cinta también adquiere un objetivo. Sí, es posible que Hombre Irracional no sea el trabajo más humorístico de su director (lo cual es curioso teniendo en cuenta como sus últimas cuatro películas habían sido capaces de encontrar una carcajada), pero eso no afecta al interesante y cínico personaje principal presentando el humor. Así como tampoco interfiere con las preguntas que provoca el film a nivel moral.
Las cuestiones éticas a las que hago alusión, obviamente despiertan debido a ese detalle que dejé fuera del argumento. Bueno, yo y el material promocional del film, el cual se las arregla para no revelar cuál es ese “sentido para vivir” que encuentra el personaje de Abe Lucas. Sin importar cuál sea, el mismo revive conscientemente a la película, por no decir que la transforma; y lo que parecía un paso en falso para Woody Allen, o un intento fallido por hacer otra comedia, evoluciona en un entretenimiento extremadamente negro difícil de dejar a medias. En él, su guionista revista temas ya tocados con bastante particularidad, pero el resultado nunca se siente como algo ya visto en sus manos. Eso no es decir que Hombre Irracional no pertenezca al mundo de su autor, y de hecho hasta aclara que seguiremos viendo trabajar al mismo incansablemente y con empeño.
El mayor logro de tanto Blue Jasmine como Magia a la Luz de la Luna fue el curioso desarrollo de sus protagonistas, y Abe Lucas en Hombre Irracional se suma a ese grupo de protagonistas aprendiendo algo. Lo que aprende éste en particular de su vida no es una lección tradicional, pero su personalidad tampoco lo es, y resulta inteligente verlo solucionar sus problemas con una resolución prohibida. Parte de ese interés lo inyecta Joaquin Phoenix, que físicamente se compromete al papel y además se siente como el único indicado para interpretarlo, especialmente durante los momentos en que la vida parece haberlo consumido. Por otro lado, quien ayuda a revivirlo tampoco se queda atrás, dado que Emma Stone demuestra por segunda vez que el cine de este director le sienta más que bien.
Prefiriendo dejar los detalles afuera, puedo decir que Hombre Irracional juega con elementos vistos en Match Point y Scoop (por mencionar lo reciente), y se vuelve una combinación de géneros entre ambas. En ella, Woody Allen juega con temas tratados, pero lo hace desde una perspectiva que suma, en vez de ceñirse a un producto cómico con poco para absorber. Realizando una película por año, Hombre Irracional podría ser una experiencia de simples chistes pero de alguna forma, el hombre detrás de ella sigue más que vivo y lo demuestra dándole a su protagonista un dilema acerca de su satisfacción y un recomendable producto a sus seguidores.