El hecho de que Anomalisa, la nueva película de Charlie Kaufman y Duke Johnson, haya sido realizada mediante la técnica de stop-motion, es un arma de doble filo. El ver una película de animación apuntada a un público adulto resulta curioso, y lo es, especialmente cuando uno comprende porque este aislado relato necesitaba la ayuda de pequeñas marionetas para cobrar vida. El problema está en que la animación poco habitual no le quite los méritos o la atención que la cinta merece. Especialmente cuando ésta indaga en la condición humana y ofrece un interesante episodio de la misma. Uno al que todos llegamos de nuestra propia manera.
Anomalisa es un retrato de una crisis existencial, la que vive Michael Stone (David Thewlis), un celebrado autor de libros de ayuda. Nos reunimos con él a medida que llega a Ohio para dar una conferencia referente a su nuevo libro, pero mientras se acomoda en su habitación, uno se percata de que el fuerte de Michael no es el trato con los demás. Él tiene poco interés en las personas y falla estrepitosamente al intentar conectar con alguien más. Ahora, todo cambia cuando se topa con Lisa (Jennifer Jason Leigh), una mujer sencilla que conoce en su hotel, dado que ella parece ser interesarle, o posiblemente lo que Michael buscaba, alguien diferente.
Tratándose de cine animado, y más stop-motion, es normal que una pequeña pieza como esta apenas roce los 90 minutos de duración, lo que no le deja demasiado espacio como para convertirse en algo muy complejo, si bien aún logra ese cometido. Diciendo las palabras exactas, mostrando lo adecuado y manteniendo todo en un entorno pequeño, la película ofrece una ambición maravillosa con la que reflexionar, pero poco espacio para hacerlo.
La situación en la que se encuentra Michael Stone es un reto para cada espectador, dejando que cada uno la llene con su propias interpretaciones o discusiones. Por más que la película exista gracias al movimiento de objetos inanimados, los mismos son extremadamente humanos por la forma en que actúan y el tipo de historia que cuentan. Eso no quiere decir que la animación sea un capricho para Kaufman ya que la misma aporta detalles y elementos básicos para la historia. Elementos que resultarían imposibles y menos reales usando actores de carne y hueso. Sin embargo, no deberían esperar solamente momentos peculiares, ya que los mismos escasean y prácticamente toda la película ocurre en situaciones más que posibles. Tan posibles como la condición que sufre el protagonista con gran desesperación.
El guion de Kaufman es capaz de escapar a las rarezas que incluye en el film cada cierto periodo de tiempo. Lo cierto es que las mismas impacientan cuando buscamos respuestas, pero lo adecuado es disfrutar de lo que cuenta la película, tratándose de un drama especialmente íntimo. La parte humana que ofrece Anomalisa se traduce a momentos positivos en una trama que finalmente termina cuestionando, angustiando y hasta asustando, todo acompañado de una pizca de esperanza. El humor también forma parte del libreto, con chistes bien distribuidos que nunca hacen del asunto algo demasiado íntimo; y lo digo porque de verdad llegamos a conocer al personaje de Michael en estos 90 minutos.
La realidad de todo resulta bella, utilizándola para interpretar material muy maduro que requiere respeto. La cinta cuenta con diversos momentos gráficos y contenido que pocas veces vemos de esta manera en el cine, no obstante, es difícil catalogarla como cine específicamente para adultos debido a que el mismo tendría que ser visto por todo aquel con la madurez suficiente para apreciar la realidad y la belleza de esta obra.
Refiriéndome a la belleza de la cinta, el stop-motion con el que cobra vida es impactante, haciendo que olvidemos que se trata de animación, aun cuando el diseño cuenta con detalles específicos que nos ubican dentro de un mundo animado. El diseño de todos los personajes que aparecen en pantalla tienen su importancia a nivel narrativo y le dan una de diversas razones para realizar la película con un estilo tan particular.
Para cuando tenemos todo lo que nos ofrece este trabajo acerca del ser humano, la necesidad de volver a él es intrigante. No porque le queden misterios por resolver y secretos ocultos en sus escenas más extrañas, en lo contrario, es porque lo visto es claro. La fuerza con la que golpea el film es firme y a la vez calma, pero nos permite reflexionar sobre nuestra propia condición como humanos y el hecho de que tarde o temprano nos toca vivir una experiencia como la que se interpreta en el film. Tanto Michael como Lisa son personajes genuinos que explican diversos aspectos de lo que significa vivir, y cualquier película que enseñara su encuentro sería interesante. Aunque, dentro del bello y profundo entorno en el que acaba siendo contada, Anomalisa se vuelve una pequeña joya.