¿Cuantas franquicias contemporáneas viven bajo leyes como “más es mejor” y “si no está roto, no lo arregles”? Les daré una perfecta, el universo cinematográfico de Marvel. Iniciando en 2008 con una sorpresiva Iron Man, la casa del comic por excelencia ha conseguido trasladar las múltiples viñetas de sus historietas a la gran pantalla de forma envidiable (nunca mejor dicho en un año que nos dio Batman vs Superman). Algo que abrió la posibilidad de multiplicar personajes, establecer un tono, corregir errores y crear la formula.
Esa fórmula orquesta todo lo que sale de Marvel Studios, en donde se crean superproducciones entretenidas y satisfactorias que, para bien o para mal (y salvo algunos tropiezos), siempre funcionan. A diferencia de lo que muchos puedan pensar, esa fórmula no responde a una falta de interés, sino que fue elaborada para el éxito, y esa misma elaboración aún vive en el núcleo de la franquicia más amplia del cine. Precisamente es aquello que le da vida al nuevo paso de Marvel, Capitán América: Civil War, la película encargada de responder a todo lo construido durante 8 años.
Por sí sola, Civil War carga energía, calidad y una narración interesante, algo que muchas veces se pierde en torno a la necesidad de crear un nuevo puñado de secuelas anuales. Lo cierto es que el cine de superhéroes ya no es lo que era, y hoy lidera el mercado cinematográfico, siendo responsable de encender la taquilla internacional. Entonces, ¿qué viene después? Esa pregunta importa a la hora de mantener al espectador inquieto y es de donde surgen buenas ideas, como recurrir al comic de Civil War para dibujar el siguiente paso de Marvel Studios.
Adelantándose a que algún espectador pregunte, Civil War responde a las cuestiones de responsabilidad de un superhéroe. Tras tantas batallas y eventos que superan la comprensión de un humano corriente, los gobiernos del mundo comienzan a debatirse el hecho de que los Vengadores, por tan heroicos que sean, son peligrosos, y no se responsabilizan de sus actos. Esos actos regresan a aventuras anteriores en las que las batallas han dejado un gran número de víctimas inocentes. Ahí entra el universo cinematográfico, en el que Civil War puede ser vista por sí sola, o como un film que se aprovecha de la cantidad de trabajo que Marvel pone en sus diferentes entregas. Películas como Avengers: Era de Ultron o Capitán América: El Soldado de Invierno proponen un interés mayor en esta ocasión, haciendo que las muertes de dichos films condicionen la posición del espectador sobre la disputa principal.
Las dos posturas de la historia separan a Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.) y a Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans) como líderes de dos bandos. El primero busca que los Vengadores sean dirigidos por las naciones unidas, mientras que el segundo prefiere mantener sus acciones como propias, dado que desconfía de las agendas y los intereses que puedan tener los gobiernos del mundo. Rogers complica más las cosas una vez que El Soldado de Invierno, Bucky Barnes (Sebastian Stan) vuelve a entrar en escena. Tratándose de un fugitivo y también del amigo de la infancia de Steve, Bucky significa una tensión más entre los Vengadores, que hará que los conflictos de ideales se transformen en una inevitable batalla ente bandos. Eso ocurre en la superficie, a medida que Civil War también introduce a Pantera Negra (Chadwick Boseman), un nuevo Hombre-Araña (Tom Holland) y el supervillano de turno, quien escapa al molde acostumbrado.
Los directores Joe y Anthony Russo, encargados de Capitán América: El Soldado del Invierno, regresan a la franquicia como los mejores cineastas en ella, entendiendo como trabajar con todas las tareas que Civil War les lanza. En el pasado, Marvel ha recibido descontento en torno a la cantidad de personajes con los que juega, su necesidad de planear secuelas y el tono humorístico. Todos esos elementos son tocados por Civil War, pero es difícil ver algún problema con ellos. Para empezar, esta historia funciona como tercera entrega de Los Vengadores, lo que significa que la cantidad de personajes y actores de renombre es excesiva. Sin embargo, esos personajes están desarrollados y tienen un lugar específico en este inteligente conflicto. No hay necesidad de darle un momento especifico a cada uno frente a la realidad de la franquicia luego de 12 películas. Esa realidad es que todos los personajes en este universo son protagonistas, aun si solo tienen 5 minutos para serlo. Los secundarios son aquellos que solo aparecen ocasionalmente, como el villano interpretado por Daniel Brühl, quien también tiene razones y objetivos comprensibles.
Tratándose de la película más larga dentro del universo cinematográfico de Marvel, Capitán América: Civil War sabe en que invertir ese tiempo, desarrollando el conflicto central y dándole aire a todo lo que el mismo implica. Eso incluye algo más que personajes, abriendo un dialogo de reflexión en torno a la verdadera cara de ellos, demostrando que no son algo sencillo como los dibujan otras películas. Los dos lados introducidos por el film proponen una pequeña elección para los espectadores que supera el carisma de los protagonistas representando cada lado. Sin importar a quien se prefiera, sea Capitán América o Iron Man, lo que queda es la discusión en torno a las acciones de cada uno. Para la película no hay lado correcto, y eso empuja a los personajes a un enfrentamiento espectacular, no por capricho, sino por ideales.
La energía en pantalla es indiscutible, haciendo que 150 minutos pasen con agilidad. Podemos agradecer eso a los hermanos Russo, admirando como mantienen las piezas en movimiento al ritmo de excelentes combates, regidos por efectos visuales y diálogos tan duros como golpes. Alejándose de otras superproducciones protagonizadas por espectáculo, la acción en Civil War está medida y tiene un propósito.
Con la adición de todos los personajes de Marvel (aquellos introducidos hasta el momento), los combates de Steve Rogers ya no se mantienen en el reino de lo realista viendo a Iron Man disparando proyectiles, al Hombre-Araña balanceándose con sus telas y a personajes como Visión utilizando todo tipo de habilidades que incluso superan su propio entendimiento. Dicho eso, el acercamiento de los hermanos Russo es lo más realista posible, haciendo que lo creíble sea intenso y lo increíble un espectáculo. Eso último refiere al inevitable enfrentamiento entre Vengadores, en el que el despliegue es único y se encarga de fabricar la mejor escena de acción de Marvel Studios. Ese logro no es menor, hablando de una franquicia que ya ha superado las 24 horas de metraje.
Por más que se trate de una superproducción ideada para entretener, Civil War tiene la intención de aferrarse al pasado para cuestionarlo. El conflicto central de la cinta rodea la cantidad de daños colaterales que los Vengadores han causado con sus actos heroicos, algo que efectivamente hace que los miembros de este equipo piensen dos veces acerca de sus acciones. Quien también piensa es el espectador, al debatir el hecho de que las aventuras previas no eran piezas de simple entretenimiento con diversos héroes salvando al mundo. Sin ir más lejos, todos los eventos de Avengers: Era de Ultron (una secuela mucho más importante de lo que aparenta) fueron causados por Tony Stark, algo que golpea duro en Civil War y vuelve a dibujar al personaje de Iron Man, protagonista indiscutible del universo de Marvel, como un villano, incluso cuando tiene razón o remordimiento. Aunque, eso no hace que el personaje sea odiado, sino que lo convierte en una pieza fascinante en este amplio tablero.
La constancia de esta franquicia no solo significa una infinita cantidad de secuelas, se trata de asegurar un tipo de desarrollo que las series de Hollywood son incapaces de fabricar. Incluso si queda enterrada bajo humor y escenas de acción masivas, la excelencia de este film y el universo al que pertenece recaen en la complejidad. Ya sea de sus personajes o de mejorados argumentos. Gracias a un cine como el de Civil War, cada día nos alejamos más de los argumentos pobres y abrimos las puertas al verdadero poder narrativo de una historieta, un mundo donde no hay miedos ni reglas. Algo que efectivamente tiene un lugar en la sala de cine.
La fórmula de Marvel podrá dedicarse a realizar historias similares, pero ninguna es descartable cuando nuestro destino es algo como su más reciente esfuerzo, en el que horas y horas de entretenimiento dan sus frutos. Civil War justifica y aprovecha la escala de esta épica cinematográfica que comenzó en un punto y ahora se para en una situación impensable desde un inicio. Ver la verdadera colisión de todas las piezas es satisfactorio, entretenido y muchos más efectivo que diversas escenas que prometan lo que vendrá en el futuro. Cualquiera sabe que quedan olas de secuelas, pero es éste es el tipo de cinta que de verdad emociona para verlas. No por algo que adelante luego de sus créditos, sino por la promesa de continuar una historia que mejora y es capaz de darnos conflictos tan fascinantes como Capitán América: Civil War, una de las películas más completas de Marvel.