Sin importar como saliera aquel remake de Evil Dead en 2013, nadie hubiera negado que los uruguayos Fede Alvarez y Rodo Sayagues merecían crédito por haber llegado a donde llegaron. Incluso si no iban más lejos, las puertas de Hollywood se les habían abierto de par en par con una oportunidad que ellos mismos crearon. Las puertas no se abrieron solas, sino que ambos pasaron por ellas con una llave: el impactante corto Ataque de Pánico.
Volviendo al 2013, el trabajo de ambos si resultó exitoso y posicionó a los responsables en una incógnita de como continuaría su carrera en Hollywood. Volviendo a sus raíces, Alvarez y Sayagues optaron por mantener la visión que los llevó a su actual posición. Por encima de otras ofertas, ellos optaron por No Respires, una cinta de terror de presupuesto pequeño que les ofrecía lo que claramente buscan: control sobre sus propias ideas. En efecto, No Respires nace de la imaginación de estos cineastas, lo que garantiza una verdadera mirada a su talento. Mirada que reconforta, al enseñar una pieza que combina ideas claras, tensión infinita y una ejecución excelente.
El juego de No Respires es la sencillez. Lo simple y efectivo del concepto invita al espectador a una experiencia que lo atrapa y tensa. Sin embargo, esa sencillez es engañosa, dado que la película logra exprimir su concepto hasta que lo mejor salga de él, uniéndolo todo en un equilibrio perfecto; sin excederse, sin repetir y sin perder el hilo de tensión que la cinta introduce en los primeros minutos. ¿Cuál es el concepto tan mencionado? Uno fácil, presentando a tres jóvenes (Jane Levy, Dylan Minnette y Daniel Zovatto) que dedican su tiempo a robar casas, y que se encuentran con un panorama complejo cuando intentan asaltar el hogar de un hombre ciego (Stephen Lang). Una vez dentro de su casa, el hombre crea un infierno para sus invitados inesperados, quienes deberán mantenerse en silencio si quieren dejar la casa con vida.
Adoro la forma en que Alvarez y Sayagues plantean sus reglas. Por más que el argumento no necesite demasiadas explicaciones, el guion lo prepara con suficientes elementos para explotar. No solo a un nivel narrativo, sino que cada decisión o acto de los personajes tiene una consecuencia, ya sean sus ideas, los objetos que tienen o no, o sus movimientos. Prácticamente todo está controlado y tiene un propósito. Ese primer factor orquesta la tensa persecución en el hogar del hombre ciego, el cual cuenta con espacios que el espectador comienza a entender y explorar junto a los protagonistas. El pasillo, las escaleras, las puertas, el sótano, el baño, la cocina; incluso con muy poca luz, la casa es un elemento más en el relato, que necesita pasar al público por su puerta y hacerle sentir la tensión.
La forma que Alvarez encuentra para meternos dentro de su película es asombrosa, ya que su capacidad técnica alcanza otros niveles en comparación con su desempeño en Evil Dead. Como director, el uruguayo orquesta diversas secuencias que desafían los confines del espacio en el que se encuentran los ladrones. En particular, dos escenas se destacan en esa perfecta ejecución. La primera es un inteligente plano secuencia por toda la casa, que a pesar de ser estrecha, aun se presta para que la cámara se mueva inteligentemente y no enseñe la lógica de cada rincón. Esto construye un gran escenario por el que nos movemos sin ninguna duda de sus alrededores. Así que, cuando los personajes intentan escapar, uno está de acuerdo con ellos en las vías de escape que deciden explorar, dado que estamos al tanto de cada puerta o ventana cerrada.
Mencionando una segunda secuencia de impacto, la misma responde a como No Respires aprovecha su concepto y juega magistralmente con él. No, nunca es exacta con cada factor, de hecho, la habilidad del hombre ciego para escuchar mejora y empeora dependiendo de lo que le convenga a la película. Pero más allá de las libertades permitidas dentro de la idea básica, que están más que perdonadas, hay momentos que de verdad crean tensión original a partir del argumento. Esa segunda secuencia a la que me refiero es una en que todas las luces son apagadas y los protagonistas pierden ventaja frente a alguien no vidente. De por sí se trata de un evento importante en la película, pero también ofrece mucho ingenio a nivel de experiencia y habilidad. En el pasado, muchos cineastas han mostrado oscuridad a través de la verdosa visión nocturna, pero Alvarez encuentra una oportunidad para diferenciar esta secuencia de las demás con sutileza y el mayor realismo posible. Lo que presenta es bastante curioso de ver, pero sobre todas las cosas, sí logra que la noción de estar a oscuras se viva en la sala, adhiriéndole más peso a los nervios que la película ya produce por su naturaleza. Ciertamente, son escenas como ésta, llenas de esfuerzo y visión, las que orquestan a No Respires casi toda su duración.
Si hablamos de géneros, No Respires no es una película de terror. Eso será discutible para algunos, pero en lo que me concierne, el film no pertenece por completo a dicho género, y eso resulta un alivio por un par de factores que tiene guardados bajo la manga. Como se presenta, el argumento es propio de un excelente thriller o ejercicio de suspenso, pero Alvarez y Sayagues no se quedan ahí con su ingeniosa idea, sino que deciden agregarle más personalidad al film. Una personalidad centrada en elementos mucho más propios del terror. Es ahí donde hay que hacer referencia a la serie de giros que se proponen, los cuales son una parte esencial de la experiencia, al estructurar un plan que prohíbe bajar la guardia. Digamos que por sobre todo lo demás, los giros consiguen que la idea nunca sea repetitiva.
La personalidad a la que hago referencia es bastante retorcida. Podrá verse venir un par de escenas antes de las revelaciones, pero aun sospechando, la sorpresa todavía existe, ya que las decisiones que toman los guionistas no son livianas. Por más que puedan resultar ridículos o excesivos para algunos, los giros vuelven a solidificar la simpleza de la película, apareciendo en base a los pocos elementos presentados desde el inicio. En solo 90 minutos, las decisiones de los personajes y lo que es descubierto resulta acorde con todo lo previo.
La magia de la simpleza también está en los personajes, más que nada en los pocos que son. Más allá de alguno adicional que aparezca en el inicio, No Respires es un juego de unos cuatro protagonistas. Esos cuatro reciben lo mejor que puede ofrecer un argumento de esta naturaleza, y eso es que, sin entrar en detalles, ninguno es inocente. Nadie está a salvo en la cinta porque nadie merece estar seguro, lo que soluciona los problemas del espectador a la hora de elegir un lado, algo con lo que la película juega con total conciencia.
Con solo cuatro actores principales y un guion que no les da demasiadas líneas de dialogo (recuerden la película se llama No Respires), Alvarez se ve obligado a sacar buenas interpretaciones de su elenco. Él sale victorioso. Los jóvenes ladrones trabajan bien sus personalidades y acordemente enseñan el miedo cuando es debido. Especialmente hay que destacar a la talentosa Jane Levy, a quien Alvarez vuelve a hundir en un infierno luego de Posesión Infernal.
En cuanto a actuaciones, es imposible pasar por alto a Stephen Lang como el hombre ciego. En primer lugar, su actuación no puede ser obviada, y en segundo, está claro que nadie olvidará su personaje luego de terminada la película. La actuación casi no cuenta con dialogo y compensa eso con excelente fisicalidad. Lang definitivamente es el hombre para el papel y su presencia siempre es escalofriante, caminando en busca de los invasores mientras éstos pasan a su lado en total pánico.
Excepto por un par de componentes, No Respires se toma todo bastante en serio. Sin embargo, eso hace que algunos hechos narrativos sean cuestionados, simplemente porque resultan inverosímiles. Por ejemplo, la propia conclusión, que funciona, sufre con la lógica de algunos sucesos. Pero son menores, ya que la cinta se permite incluir momentos de escasa seriedad, haciendo lo que más beneficie a la experiencia. Al final del día, No Respires se centra en eso, en la experiencia. El segundo largometraje de Fede Alvarez apunta a crear un espectáculo que tense al público a base de buenas ideas, sorpresas retorcidas y una técnica muy pulida y clara. Por más sencilla que pueda resultar, No Respires es una excelente película de suspenso que deja entrar al espectador y, efectivamente, no le da ningún respiro.
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