Crítica | Manchester Junto al Mar (2016)

Kenneth Lonergan se centra en el duelo y la superación en esta poderosa pieza llena de golpes duros y buenas recompensas.

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Los lúgubres factores que construyen el drama de Manchester Junto al Mar son efectivos porque están contenidos dentro de un ambiente genuino, cuya excelencia proviene de sus sentidos personajes. Lo nuevo de Kenneth Lonergan tiene una historia que contar debido a sus múltiples descensos en lo triste y escabroso, sin embargo, no hay nada deprimente en esta maravillosa pieza. Lo que hay es realismo.

El título del film proviene del pueblo natal de los protagonistas, Manchester, Massachusetts, lugar que Lee Chandler (Casey Affleck) abandona dejando atrás su pasado. Sin embargo, el inicio del relato lo regresa tras la muerte de su hermano, quien deja a Lee a cargo de su único hijo, Patrick (Lucas Hedges). El convertirse en una figura paterna obliga a Lee a enfrentarse a su pasado y resolver sus problemas teniendo en cuenta su realidad y las necesidades de Patrick, una cuestión que no resulta fácil, intentando encontrar la mejor solución a una serie de conflictos tanto logísticos como emocionales.

Odio reiterarme, pero lo más convincente de Manchester By the Sea es su naturalidad. Ahí esta su fuerte, y éste se extiende alrededor de toda la producción gracias a un soberbio elenco y el excelente libreto de Lonergan. La unión de ambos forman personajes concretos, que viven el día a día con emociones complejas, cementadas en base a lo que cada uno ha vivido. Existen razones que hacen a Lee Chandler quien es, manipulándolo en cada interacción y manejando las riendas de una vida consciente pero sin rumbo. Cuando el espectador descubre la realidad de Lee, su personaje se abre como un libro, y el guion comienza a escribir más acerca de su personalidad dañada debido a una situación devastadora. Lo evidente en el nudo del film forma parte de la vida misma, y es fascinante ver como los personajes de Lonergan lidian con ese fragmento obvio e inesperado de toda vida: la muerte.

Desde el inicio, el libreto nada en un mar de desilusiones, planteando una historia de superación. Su concepción del futuro es acorde con el pasado, por lo tanto, la película siempre promete un mañana posible, no uno ideal de acuerdo a Hollywood. Como dije, ésta no es una cinta desmoralizadora, por lo que su conclusión se aleja de la negatividad. Podrán discrepar, pero Manchester Junto al Mar se abre camino hacia uno de los finales felices más convincentes de la última década, algo más poderoso que una sonrisa garantizada y una promesa de absoluta estabilidad. Ésta no es esa clase de historia, y eso la hace especial. Entre lo lúgubre, los personajes enfrentan los problemas con decisión, y Lonergan muestra lo triste de formas sensacionales, haciendo que sus personajes sufran en situaciones inesperadas. Los protagonistas lucen una entereza bien construida, una que se viene abajo en los momentos más genuinos. Es así que el guion evita convertir este duro relato en una serie de devastadoras escenas llenas de dolor. La cinta no solo refiere a lo duro del duelo, sino que hace énfasis en el avance de la mejor forma posible.

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La complejidad de los personajes cobra vida gracias a un conjunto de interpretaciones magistrales. En primer lugar, Casey Affleck lo comanda todo a medida que su personaje se abre por completo. Su cansancio y lucha interna es notoria constantemente, y cuando es hora de quebrarse, su actitud es demasiado convincente. Está perdido en el personaje y su actuación da la impresión de que cada emoción fue escrita para él. Lucas Hedges, su sobrino en el film, le pisa los talones teniendo que enfrentarse a un rol similar en cuanto al duelo. Ambos se complementan, y sus discusiones son un punto alto, particularmente cuando agregan un poco de humor bien ejecutado.

Además de su trabajo con el elenco, Kenneth Lonergan sabe como mantener el tono adecuado, balanceándose entre elementos muy delicados. Él es capaz de garantizar una buena carcajada en determinado momento, para luego voltear la cámara y darnos una poderosa escena dramática centrada en Affleck y Michelle Williams. Y sobre Williams, ella no tiene demasiado tiempo en pantalla, sin embargo, su participación en esa escena especifica es todo lo que necesita, otorgándole un profundo dolor al espectador, quien presencia el completo desarrollo de su personaje.

Manchester By the Sea es una película que arriesga mucho con varios golpes fuertes y una trama que ya hemos visitado. Esos riesgos son casi invisibles a través de la experiencia, ya que Kenneth Lonergan está en control de la realidad que busca. Él la encuentra en su propio libreto, en su comprometido elenco y hasta en la generalidad de su dirección, filmando bajo un foco amplio que muestra la verdad del relato. El duelo de los personajes es tan visceral que su conclusión comparte esa condición. De todos los golpes que recibimos presenciando la vida de estas personas, ninguno es tan fuerte como el que pone el punto final, resumiendo un retrato de superación extremadamente creíble y emotivo.

9/10

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