Dax Shepard encabeza esta producción por sí solo, lamentablemente, su esfuerzo no es lo suficientemente humorístico como para revivir la serie que decide adaptar.
Es otra moda de Hollywood, resucitar series de televisión clásicas y olvidadas a través de comedias groseras. Funcionó con la excelente 21 Jump Street, Baywatch lo intentará en breve, y CHiPs llega ahora para probar que la técnica está aquí para quedarse. Me atrevería a decir que dicha táctica tiene el potencial para reírse de sí misma, incluyendo humor sobre las sencillas premisas televisivas. Y lo digo reconociendo que la película en esta oportunidad no despierta la clase de ingenio necesario para crear un éxito. No es memorablemente cómica, aunque tampoco desesperante, y eso es esencial en un mar de comedias groseras que no funcionan. CHiPs es entretenida y momentáneamente cómica, y es más de lo que se esperaría de una adaptación como ésta. Porque, aceptémoslo, 21 Jump Street fue una anomalía.
La película dirigida, escrita y protagonizada por Dax Shepard es una adaptación de una serie de los setenta con el mismo titulo, cuyo objetivo era seguir a los policías de motocicleta Jon Baker y Francis Poncherello. La versión de Shepard no cambia demasiado esa consigna, colocando a Baker (Shepard) y a Poncherello (Michael Peña) dentro de una trama de corrupción en su propio departamento, hecho que enfrenta a los dos policías de manera cómica; formando un equipo efectivo que constantemente se ríe de sus problemas. Este planteamiento es básico, estando a merced de elementos visitados que solo se evalúan por su nivel. De hecho, es posible que CHiPs se defina con la unión de tres factores: la química de los protagonistas, la creatividad del humor y el entusiasmo en sus escenas de acción.
La química se forja en pantalla y libreto, y CHiPs requiere de una sólida pareja para elevar el alcance de su guion. Los diálogos nunca se vuelven molestos debido a que Dax Shepard y Michael Peña trabajan bien juntos, manejando un vinculo que no es ni clásico ni errado. Sobre Shepard, está claro que escribió el papel protagonico para él, por lo que es bueno verlo reírse de sí mismo en vez de ser el héroe tradicional y perfecto. Quién ofrece algo más de compromiso es Michael Peña, contando con un personaje más competente y menos caricaturesco. Aunque él también termina siguiendo la ruta de lo tonto cuando la cinta lo requiere, de la mano de algunos chistes repetitivos que no siempre funcionan, particularmente por lo aleatorio de su naturaleza. Ésto es un hecho durante toda la cinta, buscando risas a base de elementos que parecen salir de la nada, que se introducen de forma peculiar solo para rematar algunas secuencias. No funciona demasiado, y resulta más enigmático sabiendo que los elementos mencionados caracterizan a los protagonistas. De un instante a otro, Jon Baker revela que tiene cierta fobia a los hogares ajenos y a los gatos, dato que se convierte en chiste de forma inmediata. Así funciona la arbitrariedad del film, enseñando sus engranajes con demasiada facilidad.
Centrada en crimen y el trabajo de dos policías a la caza de corrupción, es evidente que las persecuciones en moto son una garantía por parte de la presentación. Ese hecho da frescura, introduciendo la perspectiva motorizada de los protagonistas. Es una pena que la misma requiera más trabajo para destacar. Los planos que propone Shepard tienen su intensidad, es solo que las secuencias en las que se incluyen sufren de un montaje confuso que quitan gran parte de la energía . Ya sé, con estos comentarios sueno algo insaciable tratándose de una comedia y no una cinta de acción. Con eso en mente, la acción que hay funciona y logra que la película se mueva con más soltura.
Creo que Dax Shepard merece reconocimiento por tomar el mando de toda la película como actor, guionista, productor y director. Ahora, su esfuerzo nunca se acerca a la genialidad, dado que su humor no cuenta con un ingenio o complejidad especial. Nada distingue a CHiPs de la comedia grosera de turno, intentando revivir su serie de acuerdo a las tendencias, sin entender que las mismas requieren ideas adicionales que salgan del espacio de confort. Como se presenta, el film entretiene y puede declarar eso como una victoria, sin importar cuantas risas provoque. Lo esencial es que de camino a contar un chiste no roza el punto de la irritación, permitiendo que el público pueda disfrutar de este paseo en motocicleta. Aunque, a ese público, le recomendaría que no espere un viaje muy delirante, será mejor tomarlo con calma.