Crítica | Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (2017)

La segunda aventura galáctica funciona como otra orden de frescura por parte de Marvel Studios

Por más que comience tocando buena música, divirtiéndose y prometiendo acción galáctica, Guardianes de la Galaxia Vol. 2 se atreve a calmarse un poco y pensar mejor en su siguiente mano. James Gunn, el cineasta detrás de esta prometida trilogía, debió recibir aplausos en Marvel para que le aprobaran esta nueva aventura, ya que la misma prioriza el avance de sus personajes y no las hazañas espaciales. Superficialmente, la secuela guía a sus protagonistas en la misma dirección, respondiendo a la tensión que ya conocemos, pero los guardianes de Gunn no se van de la misma forma en la que llegaron. Ésto vale lo suyo en comparación con un loop de misiones esperables. Habrá lugar para todas ellas en el futuro, y sé que las mismas se beneficiaran de un grupo más unido y de química explicada. Eso es lo que viene a buscar la secuela, y lo obtiene.

¿Recuerdan lo bien que se llevaban los Guardianes de la Galaxia en el primer film? Lo dudo. Eran cómicos y sabían cómo unir sus fuerzas, aunque el choque de personalidades (y algo de corazón) era lo que mantenía la amistad. Al iniciar otra aventura, ese choque sigue haciendo a los Guardianes un equipo efectivo. Quill (Chris Pratt) tenia habilidades con las armas, Gamorra (Zoe Saldaña) con las espadas, Drax (Dave Bautista) con los golpes, Rocket (Bradley Cooper) con los explosivos y Groot era un árbol parlante capaz de defenderse. Básicamente, todo eso continua a inicios de Vol. 2, dónde un mal movimiento de Rocket pone a todo el equipo en riesgo. Quién los salva es Ego (Kurt Russell), un ser de inmenso poder e importancia para los protagonistas, resultando ser el padre de Quill. Esta revelación es casi inmediata, y coloca a la cinta en una posición poco probable juzgando por sus avances y su necesidad de crear una superproducción efectiva.

No hay necesidad de revelar los conflictos ocultos, ya que sus elementos describen la clase de historia que James Gunn se plantea. Para empezar, la mayor parte del film divide a sus protagonistas y desarrolla sus relaciones. Durante la presentación de un personaje nuevo, Mantis (Pom Klementieff), hay una discusión muy clara sobre sentimientos, de como este personaje puede leerlos. Y de alguna manera, la propia cinta parece contar con esos poderes, diseñando escenas en las que dos individuos se miran y sacan sus verdaderas emociones al aire. En ocasiones todo suena falso, y la medida resulta extremadamente repetitiva luego de la cuarta discusión. Aunque, durante las secuencias finales, uno puede notar que todos los sentimientos revelados tienen su lado genuino y, porque no, emotivo. Guardianes de la Galaxia Vol. 2 no es ningún drama, sigue siendo la superproducción galáctica imaginable. Ahora, su sensibilidad es bienvenida, subrayando una trama magnifica sobre paternidad y consiguiendo que sintiese algo por personajes que creí superfluos.

Mereciendo más crédito, Gunn propone un libreto que mantiene el nudo central en una sola locación. Esa locación tiene sus idas y venidas en el correr de la película, pero lo cierto es que el verdadero conflicto yace en un solo fragmento. Por lo tanto, con 135 minutos de duración, creo que esta continuación tiene una capacidad ambiciosa, distrayéndonos con otras lineas secundarias para que el nudo pueda descubrirse en el tercer acto. Es algo arriesgado, que crea una película pequeña sin importar cuantos personajes tengamos a disposición, y es otro riesgo de Marvel. Por una parte, el estudio apuesta a su avance habitual, y por otra vuelve a enseñar una de sus mejores virtudes: su adversidad frente a la rutina. Muchos despreciaron la dinámica de Iron Man 3 y el final de Doctor Strange, sin embargo, esos han sido algunos de los instantes en que Marvel Studios ha conseguido mayor calidad. Esto lo digo olvidando que su frescura también tiene sus debilidades, y esta secuela no es diferente. La vulnerabilidad se manifiesta en base a los cimientos frescos que propone James Gunn y que Marvel está dispuesto a obsequiar. En el caso de Guardianes de la Galaxia Vol. 2, la ambición acaba siendo correcta. Había espacio para algo diferente, y este nudo peculiar (y por momentos inexistente) lo entrega, refugiándose en toda la comedia, la acción y el espectáculo.

Con su estructura dudosa, las secuencias de acción no lo detienen todo para tomar el control. Se despliegan bien, aunque pocas veces crean un frenesí de entusiasmo. Gunn utiliza la acción para darle otro sabor al humor y a la creatividad visual, partes fundamentales de esta franquicia. Los enfrentamientos logran ser más ingeniosos que emocionantes, recordando momentos puntuales en los que la pantalla cuenta con una imagen humorística o asombrosa. El regreso de Yondu (Michael Rooker) es una de las claves, viendo como su flecha controlada psiquicamente surca cada esquina, dejando un hilo rojo letal que acumula cientos de victimas. Podrá sonar sanguinario, pero es algo visualmente memorable que le da un porcentaje de estilo al film. Y poco a poco, todo suma y fabrica una obra que se destaca mucho por su aspecto. Los efectos visuales son espectaculares y, lo que es mejor, sus diseños cargan creatividad y una abundancia de color. Gran acierto, rodeados de superproducciones que cada vez se sienten más orgullosas por verse oscuras.

Solo con la introducción se nota la inyección de humor. No siempre se apunta a las carcajadas, buscando un ritmo liviano entre situación y situación, por lo que la película sigue siendo más una aventura que una comedia. Eso queda demostrado al recibir la mejor sorpresa de Gunn, que su película es capaz de balancear emociones reales, lo suficientemente fuertes como para exprimir un par de lagrimas. Algunos no estarán de acuerdo con el cambio de configuración, pero Guardianes de la Galaxia Vol. 2 es una continuación con el mismo ADN original, aplicado a una dinámica más ambiciosa y un argumento muy particular. Si este grupo de héroes acabará protagonizando una trilogía, entonces era el momento ideal para explorar lo que Vol. 2 desarrolla, ofreciendo fragmentos que unen más a los bizarros e intrépidos personajes. La exploración carga con todo lo necesario, en una secuela que no tiene la obligación de actuar a más escala. Ahí reside su frescura, y la misma queda justificada con los bocados justos de acción, comedia y emoción galáctica.

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