Crítica | Okja (2017)

Bong Joon-ho crea la mejor película de Netflix

Si sos cinéfilo, entonces es probable que supieras lo que el director coreano Bong Joon-ho estaba preparando con Netflix. Sin embargo, si no estabas familiarizado con el trabajo del director, que incluye a la reciente Snowpiercer The Host, puede que también oyeras de Okja, siendo una película que inició un vergonzoso escándalo en el último Festival de Cannes. Vergonzoso a favor de la película, ya que la cinta logró acumular mucha más atención. Atención que merece, ya que estamos ante una obra fantástica, que no solo lleva a los servicios de streaming a otras fronteras, sino que nos ofrece lo que seguro será uno de los mejores largometrajes del año. Una aventura entrañable, realista, profunda y extremadamente difícil de afrontar.

El film introduce un futuro en el que la carne como alimento podría escasear. Tanto que la corporación Mirando sorprende al introducir al Supercerdo, un tipo de animal desconocido que promete ser toda una sensación para dicha compañía y para el mercado alimenticio. Mirando planea una gran introducción para el gigantesco y sabroso animal, por lo que propone entregar 26 Supercerdos a granjeros de todo el mundo, buscando encontrar al mejor desarrollado. Por supuesto, dicha maniobra no es más que un teatro, dado las intenciones con el animal son sencillas; ellos han llegado para convertirse en alimento, y todos lo tienen claro. Todos excepto Mija (Seo-hyeon Ahn), la joven nieta de un granjero coreano a cargo de uno de los Supercerdos. Mija y su Supercerdo Okja, se vuelven las mejores amigas, y crean un vinculo único que prueba ser difícil de romper. Porque cuando Mirando regresa para recuperar a Okja, la compañía se enfrenta al inquebrantable espíritu de Mija, quién no descansará hasta rescatar a su mejor amiga.

El concepto de Okja es único y complejo. Aunque también incluye una serie de mensajes claros. Ahora, la efectividad de este film yace en lograr que sus obvias intenciones no resulten manipuladoras. Esa no es tarea para cualquiera, dado que Okja es lo que coloquialmente podríamos llamar una»clase vegetariana». Éste puede que sea uno de los mensajes más difíciles de disfrazar. Pero por supuesto, Bong Joon-ho hace su trabajo al introducir el elemento bajo un gran manto de realidad, uno que ampara su caricaturesca y lunática historia. Esta obra no tiene ningún problema en ser singular, por lo que llega a Netflix (uno de los pocos lugares dónde le darían una oportunidad) como toda una montaña rusa para el espectador. Por más que su golpe final le pertenezca al factor emotivo, su cine está cargado de peculiaridades excelentes. Desde la música a lo cómico de sus personajes, Okja es una pieza única que realmente logra todo lo que se dispone a hacer.

Lanzando una curva cada tres o cuatro escenas, Okja es tanto comedia, como drama, como ciencia ficción y algún otro género en el medio. Esencialmente, la película podría definirse como una aventura infantil, siendo protagonizada por una pequeña y una entrañable criatura. Uno inmediatamente piensa en algo similar a E.T, y estaría en lo correcto. Ahora, imaginemos que dicho film de Steven Spielberg tuviera una cuota muy fuerte de realidad. Si logran hacerse una idea de cómo sería E.T bajo esos parámetros , entonces sabrían como funciona Okja, travesía que orquesta el camino de una intrépida niña a través de un mundo cruel.

La sociedad que introduce el relato es la que vivimos hoy. No importan los Supercerdos o los momentos extraños, este film es una clara descripción de nuestra sociedad. Y puede que eso sea lo más difícil de ver en toda esta producción. El libreto y sus personajes son algo magnifico, presentando un show en el que todos, excepto por la protagonista, viven contaminados por la realidad que los rodea. La empresaria Lucy Mirando (Tilda Swinton), el excéntrico Dr. Johnny (Jake Gyllenhaal) y hasta los luchadores por los derechos animales (encabezados por Paul Dano) tienen su grado de hipocresía impulsada por el entorno. Ver que todo eso se interpone sobre una joven sin conocimiento del mundo propone algo muy inteligente, que ofrece un análisis que va más allá de los aspectos referidos a los animales.

No es sencillo describir un producto como Okja porque no es habitual ver uno. Durante un instante consigue entretener con su alma aventurara, y por otro extrae una lagrima gracias a su entrañable vinculo. Y cómo si fuera poco, además tiene mucho para decir; lo cual abarca más que un simple mensaje vegetariano. La cinta levanta un espejo frente a nuestra sociedad, cuya ética e hipocresía es tan constante como difícil de condenar. Entre otras cosas,  Okja demuestra que el fin de la inocencia significa la entrada a un mundo configurado sobre valores corrompidos. Lo cual es bastante al referirme a un vinculo formado por una niña y una criatura híbrida. Realmente, hay una cantidad de factores tratados en sus 120 minutos, y todos ellos demuestran un buen desarrollo y conciencia de como funcionan. No hay más que admirar la forma en que su cineasta decide cerrar el relato. Dicho climax es la respuesta más adecuada a su mundo, y su naturaleza aterriza con una fuerza implacable que definitivamente despierta un degradado de emociones.

Que Netflix estrene una película de esta clase demuestra valentía y confianza. Confianza no solo en sus cineastas, sino también en el espectador, a quien toma como alguien capaz de enfrentarse a un cine que tome riesgos y lo desafíe. Un cine que lo apasione, que lo desconcierte, que lo haga pensar. Todo eso consigue Okja, una rareza única que tiene mucho para decir sin sacrificar el disfrute, el cerebro y la creatividad.

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