El cine argentino apuesta a la comedia de acción y queda a medio camino
No puedo decir que logra lo que quiere, pero el esfuerzo de Solo se Vive una Vez es bastante admirable. Solamente plantear una exagerada comedia de acción forjada en suelo argentino es motivo de ambición, tratándose de una clase de película difícil de ejecutar. Es evidente que la locura necesaria para la tarea existe en el ADN del cine argentino, y hay decenas de comedias que lo demuestran. Por lo tanto, solo resta añadir un tamaño de producción adecuado, lleno de disparos, golpes y alguna explosión. Con eso bastaría para formar una aventura de efecto extremo, y desde el exterior, Solo se Vive una Vez aparenta contar con todo lo mencionado. Celebro tanto que se vea como debe, porque nunca consigue transmitir de la misma manera.
Introduciéndose al ritmo de I Was Made For Loving You de Kiss, el film nunca engaña con sus intenciones. Y menos cuando presenta al torpe Leonardo Andrade (Peter Lanzani) como su protagonista. Leo vive como un criminal de poca monta, extorsionando peces gordos con la ayuda de su compañera Flavia (Eugenia Suarez). Sin embargo, su sencillo juego se complica cuando uno de sus extorsionados trae problemas consigo, y esos problemas entran en la vida de Leo. Una persecución más tarde, Leo se ve infiltrado entre un grupo de judíos ortodoxos, que lo mantendrá oculto a medida que piensa su siguiente movimiento. Pero por supuesto, él no es el mejor para mantener un perfil bajo, y pronto se encuentra perseguido por más criminales. Tanto él, como todos a su alrededor.
Abrir fuego en los primeros minutos e infiltrar al protagonista en una comunidad judía cuando éste no sabe absolutamente nada de la misma, eso huele a comedia excéntrica a kilómetros, así que lo único que detiene a Solo se Vive una Vez es el hecho de que su humor no es tan efectivo como cree. Las bases de una comedia de acción son fáciles: a falta de más comedia, más acción y a falta de más acción, más comedia. Esta propuesta cuenta con sólidos momentos de persecuciones y tiroteos, solo que ninguno es lo suficientemente largo como para sepultar la falta de risas en los periodos de pausa. El humor recae en los hombros del protagonista, y si bien Peter Lanzani tiene carisma para cargar con toda la película, el material que le ofrecen constantemente exige un empuje. Y, lógicamente, si ocurre con el protagonista, también pasa con los talentosos Santiago Segura, Pablo Rago y Gérard Depardieu, lo cual es un desperdicio.
El excéntrico mundo que se despliega le queda como guante a la ciudad de Buenos Aires. Lo coloquial del dialogo le da alma al proyecto, y eso asegura que la película no parezca una simple imitación de una clase de cine. Las ansias de hacer suyo el género son respetables, y por eso sobrevive como experiencia, porque tener una copia mal encarada y de poco humor sería una sentencia. Nada de Solo se Vive una Vez agobia, solamente decepciona al esperar que se convierta en un producto más entusiasmado, en busca del guiño y el humor en cualquier rincón posible. Podría estar a la altura de ese pedido, ya que claramente apunta a él, e incluso tiene una producción y un elenco ideales.
Algunas excentricidades del guion no dan en el blanco, como por ejemplo Hugo Silva interpretando a un némesis de tercer acto demasiado extremo. Su personaje no funciona debido a que el film nunca aterriza bien en el tono necesario para soportarlo. Además, tampoco ayuda que el personaje sea un tanto rígido y se quede más tiempo del que debería. El resto de los peones en el libreto, esos personajes también influyen en dosis, algunas más efectivas que otras. Solo se Vive una Vez es una cinta con muchos personajes pintorescos, y el entretenimiento mejora cuando los correctos se unen o la situación da espacio para el disfrute. Eso ocurre de forma inconsistente.
A favor del film, su género no es precisamente fácil, muchos han trabajado con él y han fallado catastróficamente. Pensando en otro ejemplo argentino, la tétrica Socios por Accidente intentó jugar con estos elementos y acabó presentando un mar de escenas vergonzosas. Solo se Vive una Vez está lejos de ese terreno, y parece entender como funciona lo que plantea. Le tiene cariño, quiere ser una comedia de acción cargada con todo lo necesario, la mezcla justa de comedia, entretenimiento y violencia. La verdad es que está lejos de esa combinación soñada, aunque tampoco es un esfuerzo completamente descartable y tiene un poco de diversión para escurrirle.