Crítica | El Fútbol o Yo (2017)

Lo nuevo de Marcos Carnevale y Adrián Suar logra balancear su cómica premisa

Comedias como El Fútbol o Yo caminan por una cuerda tan floja como fina. Apostarlo todo a un pequeño concepto o chiste es un riesgo. Podrá funcionar para el trailer, pero a la hora de la verdad, los 90 minutos deben ofrecer una broma que al menos pueda sostenerse durante toda la película. En ese sentido, estaba algo asustado con el nuevo film de Marcos Carnevale (Corazón de León, Elsa & Fred), cuyo concepto se centra en un hombre de familia exageradamente obsesionado con el Fútbol. Esa obsesión lo lleva a entrar en diferentes desacuerdos con su mujer y situaciones de entreveros cómicos, lo cual está bien, siempre y cuando haya material para que el espectador siga riendo o compenetre con el protagonista. Manteniendo las cosas ligeras, El Fútbol o Yo pasa la prueba y comprende que su idea funciona para un rato, transformándola en un producto que va perdiendo su exageración y encuentra vuelo suficiente en aspectos un poco más serios.

Adrián Suar interpreta a Pedro, un hombre de familia que invierte casi todo su tiempo en su pasión: el futból. Él sigue todos los partidos de todas las ligas, va de un estadio a otro y mira partidos incluso en el trabajo. Por supuesto, su obsesión no le deja tiempo para disfrutar junto a su esposa Veronica (Julieta Díaz) y sus dos hijas, lo cual no parece importarle demasiado. Sin embargo, cuando Veronica le da un ultimátum y debe elegir entre su esposa o el fútbol, las cosas se complican. Tanto que Pedro deberá enfrentar su obsesión negada e intentar desintoxicarse si es que quiere recuperar el cariño de su familia.

Los actos son muy claros en El Fútbol o Yo, notando como el primero aprovecha para sacar todas las exageraciones del camino. La obsesión futbolística de Pedro es tomada desde un punto cómico y desmedido, que recibe una completa exploración en el primer tercio del libreto. Vemos al protagonista hablando de su deporte en todo momento y por cualquier razón, y afortunadamente hay suficientes sonrisas en ese proceso. La concepción de Carnevale y Suar, los guionistas, casi define al protagonista como una caricatura, lo cual es acertado para los espectadores que aceptan el concepto del film. Eso sí, la vida de esa caricatura dura poco, dado que los siguientes actos desaceleran la entrega de chistes y fabrican una lucha por superar la adición. Cuando Pedro descubre su problema, la película realmente torna y se une al lado más romántico. Se inclina sobre la química de sus dos protagonistas y el tema del fútbol casi queda de lado. Nada de eso convierte a esta película en un drama o un romance, pero si asegura que haya algo más que un chiste repetido en sesión continua. Al final del día, ésta es una comedia romántica como otras tantas proporcionadas por el cine argentino. No hay nada malo en eso, aunque cabe agregar que el titulo inicial, Sos Mi Pasión, le hubiera sentado bastante mejor.

Pasada la primera mitad, el humor se manifiesta en otros rincones, como ver a Pedro acudiendo a reuniones para adictos. En estas conoce a Roca, un alcohólico en reforma interpretado por Alfredo Casero, quien entra en juego y concentra todos los chistes en su cacha. Las risas en la segunda mitad son producto de un buen puñado de personajes secundarios que levantan el ritmo. Por si solos, los chistes de fútbol y los aportes de Casero aseguran una dosis sólida de risas durante toda la película. El argumento lo hemos visto antes, sin embargo, la forma que Carnevale y Suar encuentran para disfrazarlo es bienvenida. Tenían una idea atractiva y la rodearon con la clase de comedia romántica argentina que siempre destaca por ser confiable y entretenida para el público latinoamericano. En particular, la sola promesa de El Fútbol o Yo sabe como conectar con el espectador argentino y uruguayo, dado que el hincha descrito por el film es casi creíble dentro de nuestra cultura volcada sobre el deporte. El personaje de Pedro es exagerado y sus situaciones también, ahora, éstas siguen teniendo una pizca de credibilidad a los ojos rioplatenses.

En parámetros generales, El Fútbol o Yo es una comedia romántica sólida con un concepto atractivo que funciona y está bien controlado. Proporciona un balance que entretiene y no malgasta el tiempo con gags adicionales solo porque puede. Desde su trailer a su afiche, éste es otro caso de «es lo que ves», que encuentra a un Marcos Carnevale repitiendo la clase de tono que ofreció con la reciente Corazón de León. Su concepto propone algunas risas y luego pasa a tomarse las cosas en serio, sin permitir que su cine escape al género de la comedia o el romance. En este tipo de producción, la mayor sorpresa se disfraza de tranquilidad, al confirmar que su núcleo nunca pierde el control y el ambiente deja un buen sabor de boca. Por utilizar la jerga futbolista, no hace un gol de mitad de cancha, aunque igual se queda con los tres puntos.

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