No somos vampiros, también nos gusta ir al cine en la tarde…
Todavía me acuerdo de ir al videoclub (si, eso ya parece algo añejo) y ponerme a leer la contratapa de los DVDs en busca de los idiomas. Lo hacia para alquilar películas que incluyeran un doblaje en español, para que mis abuelos pudieran ahorrarse la lectura de algunos subtitulos rápidos. Algo completamente entendible.
Lo que quiero decir con ese hecho tan simple es que el doblaje tiene sus razones para existir. Ofrece oportunidades, y bajo ningún concepto quiero que desaparezca. No obstante, siendo cinéfilo, no hay forma de que pueda admitir que el doblaje de una película es mejor que la versión con su idioma original. Por lo tanto, siempre he tenido una actitud hostil hacia los doblajes en las salas de cine, simplemente porque no soy capaz de cambiarlos con un control remoto.
Por más que tenga mis desacuerdos con los doblajes, también hay razones para respetarlos. El problema es que cuentan con aspectos que han perdido el control. Volviendo al hecho de que no tengo un control remoto para cambiar de idioma dentro de una sala de cine, hay dos factores que son esenciales en el tema del doblaje en las salas. El primero refiere a la clase de películas dobladas (algo que se volvió problemático recientemente), y el segundo a la cantidad de funciones que presentan esas versiones de los films.
Era fácil quejarse de que las películas animadas no tenían una versión original en salas. Era algo sencillo, porque ahora los doblajes se han apoderado de nuestros cines, al punto en que las decisiones no son bienvenidas y todo parece ir en contra de lo que un doblaje supone. En vez de incluir, la situación actual aleja, dado que vivimos en una era en la que prácticamente todos los productos de Hollywood (la mayor parte del cine que se estrena en nuestro país) llegan doblados, y esas traducciones se apoderan de toda la cartelera.
Antes de presentar algunos ejemplos claros, debo decir que no quiero dejar afuera a quién no quiera o pueda leer. Aunque tampoco quiero que los adultos sean obligados a alejarse o reunirse en el pequeño espacio que se les ofrece. Lo que deseo es una elección justa y coherente de los productos, y que se celebre la lectura y el respeto por el material original, y por aquellos que quieren consumirlo como fue pensado. Anhelo que no apostemos por hacer las cosas más fáciles en una sociedad que constantemente apuesta por evitar cualquier tipo de activo. Lo crean o no, todo eso supone la diferencia entre un doblaje y un subtitulo. Tenemos la capacidad de leer, y aquellos que puedan hacerlo, deberían. Siento ponerme tan estricto al respecto, pero si están al tanto de la situación, seguro que me entienden. Es más, seguro que también han sentido parte de mi ira y han estado en alguna de las situaciones que presentaré a continuación.
Sobre el primer problema de los doblajes en Uruguay, hay que preguntarse porque hemos estado estrenando películas diseñadas para adultos con versiones dobladas. Ahí entra mi preocupación en contra de la facilidad. Porque, estoy convencido de que las personas con más de 15 años son capaces de seguir una película con subtítulos. O sé que, salvo algún caso muy particular, todos deberían poder hacerlo. No obstante, ésto no ha detenido a los cines de presentar películas como La Morgue (Apta a mayores de 18 años), It (también +18), Annabelle 2 (+15) o Atómica (+12, pero con un claro enfoque al público adulto) en versiones dobladas al español. Y tres cuartos de estas películas me han dado guerra debido a su necesidad de presentarse dobladas.
Para ilustrar la situación de las funciones dobladas, déjenme darles algunos ejemplos claros, que explicarán mi descontento con estas decisiones.
Caso 1: La Morgue. También conocida como The Autopsy of Jane Doe, esta película llegó a nuestras salas con una gran reputación previa, prometiendo un cine de terror tan ingenioso como asilado, balanceado dentro de un envoltorio claramente adulto a base de su carácter gráfico. Esas imágenes fueron las que le garantizaron a La Morgue una calificación alta, que prohibía la entrada de cualquiera que no fuera un adulto. Resumiendo, era una película de terror, que jugaba con material muy crudo y tenía la calificación más alta. Sin embargo, el film fue presentado prácticamente en español en todas sus funciones, excepto por unas pocas nocturnas. Ya ver que una película para adultos ofreciera versiones en español era inaudito, pero lo peor fue que esa versión se apoderará de casi todas las salas.
Cuando me enteré de esto, yo solo me rasqué la cabeza bajo confusión y decidí ir a ver esta pequeña película en los horarios subtitulados. ¿Con qué me encontré? Con funciones absolutamente agotadas, llenas de personas que claramente no estaban interesadas en ver una versión en español. ¿Cómo supe eso? Con una pequeña mirada a la función trasnoche de dicha cinta, que, increíblemente, también estaba doblada. Entonces, mientras las funciones en ingles no eran capaces de cumplir con la demanda, las respuesta del trasnoche era proyectar la película en español. Éste caso era tan extraño que me acerqué a la boletaría y pregunté al respecto de esa función trasnoche. Al interrogar sobre el doblaje, la encargada de las entradas se río con un claro aire de sorpresa. No podía creer lo que le estaba diciendo, y menos podía creer que yo tuviera razón. Tecleó en su pantalla, corroboró que era cierto y no tuvo respuesta para mí. Solamente se río junto a sus compañeros porque no podían creerlo. No la culpo por reírse. Yo hubiera hecho lo mismo si fuera ella. Pero no lo hice, lo que terminé haciendo fue saltearme la película por completo.
Caso 2: It. Este caso es bien reciente, y me resultó increíble al ser una repetición con lo visto en La Morgue, solo que con otros tintes de incoherencia. Una vez más, It recibió la calificación más alta, +18, y la película pasó a estrenarse doblada al español en casi todas las funciones. Excepto por las nocturnas. Esto fue indudablemente extraño, siendo otro caso en el que el cine para adultos recibía un trato infantil y limitaba las posibilidades de ver la versión original. Inmediatamente para mí, It pasó de tener cuatro horarios a uno, dado que los demás exhibían la película de una manera que no me atraía. Bueno, a mí y a varios más, dado que no soy el primero en estar en desacuerdo con toda esta situación. De hecho, los propios espectadores tuvieron voz en el asunto, llenando salas en los horarios nocturnos y evitando ceder. Por lo tanto, It me dio más ejemplos de como el doblaje tiene a varios agitados.
Viendo los horarios, inmediatamente quedé a merced de las funciones nocturnas, las pocas en ingles. No fue una sorpresa ver que las salas estaban completamente llenas para esas funciones, porque claramente había más personas pensando lo mismo que yo. Ahora, lo curioso fue ver que una función de 22:30 pasó de estar completa a tener dos salas. La realidad fue clara, el cine se vio obligado a tomar otra sala y duplicar la función de 22:30 en inglés para cumplir con la demanda. Si eso no habla de lo que los espectadores adultos desean y de la incoherencia de estas decisiones, entonces no sé qué lo haga.
Esta táctica de los doblajes empieza a alejar al espectador del cine, dado que no recibe lo que realmente quiere. Ese anhelo que tiene no es algo desmedido, es algo posible y coherente que está siendo negado por razones sin demasiado fundamento. Realmente, me encantaría que alguien justificara la razón para proyectar It en español en 3/4 de las funciones disponibles. ¿Por los niños? Bueno, se supone que no deberían ver esa película dada su calificación, así que esa no puede ser la razón. A ver, los adultos no somos vampiros, también nos gusta ir al cine en la tarde, o cuando nos convenga. Y la realidad es que las salas parecen limitar nuestra conveniencia, dejándonos con pocas opciones y empujándonos demasiado, al punto en que se nos aleja. Por supuesto, esta situación no pretende señalar con el dedo a nadie en especial, dado que considero el asunto como algo general que ha ido entrando en escena lentamente. Creo que nadie está en desacuerdo con el doblaje, pero, ¿tiene que formar parte del 80% de las funciones posibles?
Quizá no esté al tanto de lo que el público quiere y esté exigiendo algo que ya no tiene lugar. Pero también sé que no soy el único en ponerle voz a este hecho. Precisamente, la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU) ha emitido un comunicado al respecto que de verdad pone en perspectiva la situación. Pueden leer este mensaje a continuación:
EL PROBLEMA DEL DOBLAJE EN URUGUAY
Un manifiesto de la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU)
La Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU) quiere expresar y difundir su
consternación ante la creciente y ya desmesurada extensión, en nuestro circuito de exhibición
cinematográfica, de funciones con versiones dobladas de películas.
Durante la vigencia de las copias en fílmico eran casi inexistentes en nuestro país las versiones
dobladas, con la excepción de las películas destinadas a niños en edad pre-escolar o en proceso de
alfabetización. La proliferación de versiones dobladas de películas destinadas a un público mayor de diez
años no obedeció inicialmente a una demanda del mercado, sino simplemente a la aceptación pasiva de
una política diseñada por los distribuidores internacionales en función de un mercado latinoamericano
genérico (es decir, países que, en comparación con Uruguay, tienen mucho menor tasa de alfabetización e
inferior calidad educativa).
Es entendible que, dada la decadencia del sistema educativo uruguayo, concomitante con la
disminución global del hábito de lectura, los exhibidores se hayan percatado de la existencia de un
público potencial para versiones dobladas. El aprovechamiento de ese nicho de mercado por los
exhibidores es comprensible por razones comerciales, pero no por ello deja de ser lamentable y
socialmente irresponsable. Por un lado, se acentúa la atrofia en la capacidad lectora de la población. Por
otro lado, es una falta de respeto con el trabajo de los creadores y actores cinematográficos, una vez que
se trasmiten sus obras en forma crucialmente adulterada. Y por fin, nos aparta aun más de la honorable
cultura cinéfila por la que este país se supo destacar, y que incluía la costumbre (que supo ser una
exigencia) de asistir a las obras en sus versiones auténticas, con las voces de los actores que
efectivamente actuaron, apreciando no sólo sus rostros sino también su dicción, su expresión vocal, su
acento. Las películas subtituladas acostumbran a los espectadores a escuchar idiomas extranjeros y
recompensa, a quienes tienen cierto entendimiento del idioma original, con sutilezas del guion o del juego
de acentos, que no se pueden trasmitir en una traducción. Las versiones dobladas en funciones destinadas
a espectadores alfabetizados implica una vergonzante capitulación ante la decadencia cultural (y la
retroalimenta), un drástico decrecimiento en la función cultural del cine, y todavía un menosprecio por el
público más exigente y dotado de criterio.
En los últimos meses la proliferación de funciones con copias dobladas viene relegando la
posibilidad de ver las versiones verdaderas de las películas a unas pocas funciones en unas pocas salas
durante unas pocas semanas. Para personas que no tengan una disponibilidad total de tiempo, en algunos
casos las opciones son tan pocas que implican la imposibilidad de ver la película en su versión verdadera.
Rogamos a los exhibidores y distribuidores locales reconsiderar esa práctica, y reducir la cantidad de
funciones de películas dobladas, y a las autoridades culturales y educativas del Uruguay sumarse a este
reclamo de respeto por las obras cinematográficas y por el público uruguayo.
Octubre de 2017
Asociación de Críticos de Cine del Uruguay
Ya veremos en que termina esta situación, por lo pronto es importante que al menos se le ponga voz al asunto. Porque definitivamente no soy la única persona en desacuerdo con esta epidemia de doblajes. Por ahora, me gustaría escuchar a alguien más. ¿Qué piensan de todo esto?