Una melancólica historia de verano, romance, sexo y maduración

Enfrentarse a la joya de los festivales siempre es un desafío, mirando esa supuesta joya con un filtro de anticipación que algunas veces es más fuerte que la calidad del producto en cuestión. Si bien estaba interesado en su oferta, mis expectativas me jugaron en contra durante la primera mitad del nuevo film de Luca Guadagnino, Llámame por tu Nombre, cinta que triunfó en festivales de cine como Sundance, Toronto y Berlín. Sin embargo, conforme avanzaba y llegaba a una conclusión magnifica, yo empecé a sentir lo que debía en este relato fantástico sobre el amor y la maduración. Encontré todos los elogios de este cine en la propia pantalla, y con ello sucumbí a la calidad de esta obra erótica y melancólica, tan bella como devastadora.
Con un aire europeo, esta adaptación de la obra literaria de André Aciman nos lleva a la Italia de los años 80, dónde un profesor americano acoge a Oliver (Armie Hammer), su mejor alumno, para que lo asista en tareas didácticas y disfrute de los bellos terrenos italianos. Durante su estadía, Oliver empieza a convivir con la familia del profesor, fraternizando particularmente con su hijo, Elio (Timothée Chalamet). Esa amistad de verano entre Oliver y Elio empieza a tensarse un poco cuando ambos empiezan a descubrir un afecto mayor entre sí, algo que los empuja a decidir entre ser fieles a sus instintos o continuar sus vidas pretendiendo que todo fue una fantasía de verano.
Hay varios factores que definen a Call Me By Your Name, y resumidas las cuentas, podría llamarla una historia de encanto europeo, acerca de maduración y crecimiento a partir del descubrimiento de un primer amor. Lo esencial de mi humilde definición es que su cantidad de elementos están ampliamente logrados y sentidos en la película. Frente a su sentir, hay varios responsables, tratándose de un relato extenso cuya simpleza es elevada en torno a su pasiva tensión entre los dos protagonistas. Avanzando entre escenas habituales de otras cintas de verano, la película se toma su tiempo para desarrollar la relación de Elio y Oliver. Que se tome su tiempo, y de hecho recompense su extensa naturaleza, no significa que hablemos de una cinta insignificante cuando no responde directamente a su parte romántica. Desde el inicio, Call Me By Your Name tiene un interés antes que cualquiera. En primer lugar, éste es un cine confiable sobre aprendizaje a través del personaje de Elio. Una mirada que definitivamente golpea muy duro en diversas ocasiones, cuya veracidad sentimental nos mantiene mirando perplejos hasta el final de los créditos.
No hay dos formas de verlo, Call Me By Your Name es una película centrada en Timothée Chalamet, dado que su personaje es el núcleo de todos los dilemas argumentales. Ésta es su historia, su maduración, su encuentro con él mismo; y con esas intenciones, el film es capaz de tocarnos de forma intima, lidiando con problemas que forman parte de toda adolescencia. Entre esos conflictos se encuentra el amor no correspondido, la formación de un carácter y una sensación de inseguridad. Alrededor de esos dramas juveniles, el film es atrapante en torno a la tensión sexual que presenta. Lleno de vida juvenil y de verano, el relato incluye un factor erótico muy predominante en todos sus aspectos. La película lidia con la maduración, y evidentemente pone énfasis en la sexualidad, lo que incluye momentos gráficos. Aunque, todo en la cinta tiene su belleza gracias al sentimiento de ingenuidad y descubrimiento que Luca Guadagnino impone sobre la historia. Efectivamente, el director enfoca su atención en lo europeo, lo veraniego, lo erótico, lo romántico y lo ingenuo; y todo encuentra una armonía, logrando que su relato no solo quede como una historia más de verano. No hay nada olvidable en Call Me By Your Name. Es una experiencia que queda grabada en torno a la simpleza de la realidad, del drama que enfrenta el joven protagonista en este pequeño periodo que queda delimitado en la cinta.
Con más de dos horas de duración, no puedo negar que la película podría prescindir de algunos minutos, pudiendo entrar en materia más temprano. Aún así, no puedo juzgar al montaje de esta cinta, debido a que finalmente transmite lo que quiere de una forma fantástica. Volviendo a la conclusión, la misma es muy efectiva y permanece en nuestra mente luego de los créditos, seguramente anclada a nuestras propias experiencias juveniles y románticas. La notoria duración de los primeros dos actos sigue siendo efectiva gracias a las esmeradas actuaciones del elenco, particularmente las comprometidas participaciones de Timothée Chalamet y Armie Hammer. Ambos juegan roles muy distintos, pero aun así tienen mucho para ofrecer de forma particular. La combinación de carisma, confianza y tacto por parte de Hammer es admirable, mientras que Chalamet carga con todo el peso de la película, y es capaz de cumplir con tareas muy demandantes. Toma tiempo en formarse, no obstante, el resultado alcanza las sensaciones y el drama al que apunta. Luca Guadagnino encuentra todas las sensibilidades adecuadas en Llámame Por Tu Nombre, siendo un drama de verano que significa más de lo que aparenta y luce una calidad superior que me llevará a recordarla con cariño. Se trata de uno de los mejores dramas de 2017.