Critica | Liga de la Justicia (2017)

 El haragán trabaja el doble

Me cansé de dar cincos y seises en la clase, se acabo. El camino del autoproclamado universo cinematográfico de DC Comics ha estado lleno de turbulencias, entre películas logradas y otras altamente problemáticas, al punto en que mis propias ideas sobre la franquicia empezaron a perder la compasión. Algo inevitable, notando que no se aprendían las lecciones que estaban a la vista. Sin embargo, en todas mis opiniones de dichas piezas, siempre mantendría la parte de «película», al menos alrededor de El Hombre de Acero, Batman vs SupermanMujer Maravilla e incluso Escuadrón Suicida. Es necesario aclarar eso, porque el remate de este universo no merece el privilegio de definirse como una película. Efectivamente, Liga de la Justicia es la exagerada prueba de todos los tropiezos (no accidentales) que tuvo DC para crear su colección de cintas disparejas; en dónde su trato con el diablo fue acceder a saltearse los pasos de desarrollo a cambio de acortar distancias con la competencia. El resultado de ese trato ya estaba en pantalla y ahora se traduce a un frenesí de malas decisiones, un desarrollo inexistente y una de las mayores faltas de vida que hemos visto en el cine de Hollywood.

Antes de debatir que las críticas en contra de DC Comics provienen del rendimiento de Marvel Studios, aclararé que Liga de la Justicia supone más que una decepcionante adaptación de comics. En un año dónde tuvimos los estrenos de Logan, Spider-Man: HomecomingThor: Ragnarok o incluso Mujer Maravilla, el cine de superhéroes está en otra liga. Una en la que, irónicamente, Liga de la Justicia no tiene el derecho de pisar. Ésto no se trata de una cruzada por terminar con DC o de trazar comparaciones con Marvel Studios, ni siquiera de comparar Liga de la Justicia con The AvengersEn esta ocasión toca hablar de cine mediocre, la clase que luce sus errores sabiendo que todo está mal y que sinceramente no tiene ni una mínima idea de como solucionarlo. La película sufrió cambios de guion, retrasos, nuevas filmaciones, dos directores, una duración obligada y varias entreveros adicionales; por lo que se podía temer por este producto. Francamente, los problemas no tenían que haber sido anunciados para saber de su existencia, porque los mismos están en pantalla de principio a fin, y su naturaleza pasa de irritante a asombrosa más rápido que uno de los múltiples trotes que da el personaje de Flash en estas dos horas. Créanme, esos trotes también deben ser detallados, porque cada uno hace creer que el personaje quiere escapar de la propia cinta.

Entrando en materia, el argumento del film es lo más lineal posible, y su único desvío está diseñado para mantenerse oculto. Aún así, sea un secreto o no, éste no logra que el film cambie su única intención: unir a sus héroes principales. Cumpliendo con esa promesa, Liga de la Justicia nos reúne con Batman (Ben Affleck) y la Mujer Maravilla (Gal Gadot) a medida que rastrean a tres superhéroes más para luchar contra una amenaza galáctica. Los espacios vacíos en la Liga de la Justicia son llenados por Cyborg (Ray Fisher), Flash (Ezra Miller) y Aquaman (Jason Momoa), y con el equipo listo, éste debe centrar su atención en Steppenwolf, un enemigo que resulta ser producto de la muerte de Superman (Henry Cavill) y la falta de esperanza que dejó en el mundo.

Con la trama presentada, antes de entrar en todo lo que Liga de la Justicia hace mal como película, creo que es necesario aclarar todos los errores que también comete como cine de superhéroes. Queriendo acelerar lo que debería ser natural, este proyecto pretende introducir un nuevo villano, tres protagonistas, un argumento que justifique la existencia del film y un par de escenas de acción masivas, y todo con una duración menor a dos horas. Reconociendo que el desarrollo de los personajes de comic es lo que nos ha conducido a esta época dorada de los superhéroes en el cine, Liga de la Justicia se presenta como una catástrofe a punto de ocurrir, ya que no es capaz de desarrollar todo lo que pretende en tan poco tiempo. Sin esconderlo demasiado, esta unión de héroes centra su pasión en crear una franquicia y no una historia con personajes y eventos que realmente atrapen al espectador.

El legado que ha dejado DC Comics a través del tiempo existe gracias a sus legendarios personajes, quienes son el último pensamiento de esta oferta. Siendo especifico, no hay más que ver al villano de Liga de la Justicia para saber que todo ira terriblemente mal. Steppenwolf, un recién llegado al cine, aparece en escena con un desarrollo que básicamente se resumen con una linea: «Hola, soy el señor del espacio y vengo a destruir el mundo porque ya lo intente en el pasado». Esa es su tarjeta de presentación, y con ella nos olvidamos de su presencia a medida que no hay intenciones de convertirlo en una amenaza digna o sustancial. Si, tiene un plan patéticamente explicado y es fuerte, pero nada a su alrededor lo caracteriza como un villano que signifique algo más. De hecho, su sola apariencia, creada a base de efectos visuales poco impresionantes, es idéntica a los antagonistas de Escuadrón Suicida Mujer Maravilla, dos películas de esta misma franquicia. Se trata de la pereza en estado puro, volcada sobre el peor villano que ha visto el cine de comics.

¿No tienen interés por el villano? Supongo que es comprensible, tratándose un producto titulado Liga de la Justicia; aunque los héroes del titulo no obtienen un trato muy superior. Presentando nuevos personajes, esta entrega en el universo DC coloca a Flash, Cybrog y Aquaman bajo un foco central que no les favorece, porque ninguno consigue salir de esta aventura como un personaje completo. Siendo el menos conocido a nivel popular, Cybrog es quien recibe lo más parecido a un desarrollo, pero no conecta ni salta de la página. Flash si salta, en parte por la actuación de Ezra Miller y el lado humorístico que recibe. No obstante, es un atractivo pasajero. Aquaman, con él no hay ni un lado positivo, porque es absolutamente olvidable y su aparición es limitada. Es prácticamente un personaje más con el que llenar los afiches. Batman y la Mujer Maravilla si tienen su encanto, pero eso se debe a que contaron con sus respectivas aventuras de presentación y realmente le importaron alguien en algún instante de esta colección de películas.

Durante la producción de Liga de la Justicia, los problemas hicieron ruido. Para empezar, si bien Zack Snyder figura como director, Joss Whedon (The Avengers) apareció a último momento para retocar el resultado y liderar nuevas filmaciones. Sus aportes, que aparentemente suplantaron un cuarto de la película inicial, están a la vista inmediatamente, con instantes humorísticos que desentonan con gran parte del film. Si bien el humor es bienvenido, no es lo que hace a una película competente, y éste es inconsistente en cantidad y efecto, así que los agregados de Whedon parecen más una urgencia que una asistencia. Liga de la Justicia huele a desesperación en sesión continua, orquestándose como si estuviera compuesta por dos trailers y un tercer acto. El final parece estar completo, presentando la clase de acción que uno esperaría en una cinta de este género, mientras que el resto solo incluye escenas que rápidamente avanzan el mínimo argumento que existe. Todo lo que conduce a ese tercer acto hace que el mismo sea monótono y superficial. Este experimento de superhéroes desafía la lógica de la narración y pretende salirse con la suya a base de tener personajes que cargan con un interés previo a su paso por el cine. Pero no, si la propia película no quiere darles vida, personalidad y decisiones coherentes, entonces sus batallas o chistes van a ser superfluos. Eso es exactamente lo que ocurre durante la conclusión, dónde la cinta quiere agasajarnos con la unión de estos héroes y falla estrepitosamente. Si el primer acto no logra incluir dos escenas seguidas con los mismos personajes, entonces es imposible lograr que un final centrado en el trabajo en equipo signifique algo.

Los problemas entre actos son generales y sentencian a esta superproducción desde sus primera media hora. La desorganización es un hecho y los parches que pretenden arreglarla son tan visibles como el pésimo trabajo visual. Dicho eso, sumado a todos los errores narrativos, este film también incluye un aspecto extremadamente descuidado, mostrando un mundo casi realizado con efectos especiales. Por supuesto, eso no es algo que no haya funcionado en el pasado, de hecho la taquillera Avatar se lució con un universo fabricado digitalmente hace ocho años. En el departamento visual, Liga de la Justicia no es Avatar, y ni siquiera está intentando presentar un mundo ficticio. La ciudades, los interiores, los exteriores, todo está cubierto por una capa de efectos y fondos pobres dónde no me hubiera sorprendido encontrar una pantalla verde sin rellenar. Gran parte de la cinta parece ser un videojuego y no una proyección, y ese es un extremo poco aceptable hablando de una producción que aparentemente rozó los 300 millones de dolares. La composición de cada escena es un popurrí de objetos semidefinidos y las escenas que de verdad están filmadas en un set real son un oasis en el caos visible de la producción. En realidad, esos sets reales casi desentonan con el aspecto de todo lo demás.

El nivel de esta colección de películas a las que DC Comics pretende llamar un «universo» ha tocado un punto de no retorno, dónde el poco interés parece haber sido suplantado por la necesidad de duplicar el éxito de otras franquicias de superhéroes. Liga de la Justicia debería ser la lección principal en esta era de superproducciones, la enseñanza sobre lo difícil que es fabricar un producto lucrativo y fiel al espectador. Llegando a las salas bajo una producción catastrófica y el desinterés de muchos involucrados, esta secuela termina escapando por la puerta trasera con muy poca dignidad. Porque presenta un mundo poco cuidado, dónde deambulan personajes reconocibles que merecen un trato superior, al igual que sus respectivos interpretes, quienes son los que finalmente ponen la cara por la calidad del producto. Sin siquiera respetar su propio universo y continuidad, Liga de la Justicia es casi una catástrofe aislada, que comete más errores que sus problemáticas predecesoras y sorprende con una calidad literalmente mediocre. Visualmente es desagradable y narrativamente es incomepetente, por lo que su valor como entretenimiento, que ya era poco, pasa a ser nulo.

¿Alguna vez escucharon la frase «el haragán trabaja el doble»? Porque realmente es adecuada para este caso. A este punto, DC Comics debería tomar sus piezas y limpiar el tablero, es la única forma de que este desorden vaya a ser olvidado. Es más, me atrevería a decir que incluso así será difícil hacerlo.

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