Una producción uruguaya/argentina de terror con buenas ideas y sólida ejecución
En el pasado no oculté mi desagrado por el trabajo del uruguayo Gustavo Hernández. Si bien respeté su enrome esfuerzo, no disfruté de La Casa Muda y realmente me costó soportar Dios Local. Siempre pensé que el problema con estas dos cintas de terror estaba en la narrativa, y que la dirección de Hernández no estaba fuera de lugar, todo lo contrario. Afortunadamente, creo que la nueva película del director, No Dormirás, prueba mi punto a la perfección, iniciando desde una pauta escalofriante con la que conectar, mantenida a base de buena ejecución y un ambiente trabajado. Hay mucho de No Dormirás que la encasilla dentro del terror rutinario y pasajero, sin embargo, también hay dejes de frescura en la mezcla, ansias por contar una historia y un gran concepto. Eso la separa, y le da bastante credibilidad a su director.
El mejor factor de la película obedece a su concepto, y éste no pierde tiempo en empezar actuar de formas tétricas. La historia orquesta el miedo a través del insomnio voluntario, que es descrito como un portal hacia un estado mental sobrenatural. Una idea bastante incoherente, pero absolutamente efectiva, emparejando al espectador con un sentimiento poco amigable de por sí (no creo que nadie quiera pasar unos tres o cuatro días sin dormir). Este concepto se asocia al mundo del teatro, uniéndonos a Bianca (Eva De Dominici), una actriz que recibe el llamado de una gran artista teatral y su propia heroína personal, Alma Böhm (Belen Rueda). Lejos del teatro habitual, Böhm planea un espectáculo experimental y crudo, una obra interpretada con un elenco en vigilia absoluta, entregado a la propia locura. Superando el miedo, Bianca se adentra en el mundo de Böhm y acepta su propuesta, dispuesta a dejar de dormir dentro de un manicomio abandonado dónde se interpretará la obra. Éste espacio la llevará a desenterrar los secretos de la propia obra, descubriendo que la técnica a la que se enfrenta no es precisamente natural.
Habitualmente suelo presentar mi agobio con los sustos popularmente conocidos como jump scares, y hoy no es diferente. No Dormirás incluye ruidos predecibles que buscan sobresaltar luego del silencio, y lo cierto es que la táctica se le va de las manos. Dicho eso, hay que admitir que estos sustos baratos tienen su cuota de efecto gracias a un elemento básico que forja a la película. El peso del concepto y el ambiente en que se desarrolla el film responde tan bien, que incluso la promesa de un ruido fuerte hace su trabajo. No es que inyecte la clase de miedo que merezca una mención especifica, pero la cinta mantiene al espectador despierto, combinando aquello que una buena película de terror debe tener: un aura especifica, un concepto efectivo y un relato que contar. No Dormirás cuenta con todo lo necesario, lo pone sobre la mesa como debe, y en gran parte, su ejecución es positiva, incluso cuando su tercer acto pierde parte del control entre giros y algunas promesas sin explorar.
En comparación con No Dormirás, lo trabajos previos de Hernández se ven absolutamente humildes, valorando tanto la producción como la clase de cine en la mira. La película tiene esencia, interesándose por la estética y tratando de no dejar espacios en blanco. Visualmente es un relato que invita a mantener la mirada, y su hábil elenco acompaña esa invitación. Caer en manos de los seis o siete personajes es entretenido, dado que sus respectivos interpretes responden bien al género que les toca; y eso que todos se ven obligados a entrar en territorios bastante exagerados. Quién más se destaca es Belen Rueda, no solo por su sólida y experimentada contribución, sino por el personaje con el que trabaja. No es ninguna revelación, pero el personaje de Alma Böhm es uno de los puntos altos en toda la película. Su forma de hablar y actuar es lo suficientemente extraña como para introducir un argumento terrorífico, pero también contiene verdad, lo que hace más atractivo al experimento de la trama.
Poco convencido con La Casa Muda y Dios Local, No Dormirás es un sobrio y efectivo proyecto que demuestra la habilidad de Gustavo Hernández con el terror. El esfuerzo es notorio, hay ideas memorables y el reparto está comprometido. Si, es verdad que la cinta también cuenta con un tercer acto desordenado, y no puedo evitar pensar que peca de ser más larga de lo necesario. Aun así, siendo otro candidato en la lista de proyectos con el simple propósito de asustar, No Dormirás tiene con qué destacar y al menos apunta a ser cine, no solo es una maquina de ruidos fuertes e insulsos.