Un verdadero desastre natural de proporciones cómicas
Recuerdo haber analizado la reciente Rampage: Devastación como una película B de presupuesto alto y presencia en cines. A cierto punto, más allá de su decepcionante calidad, había cierta razón para que esa superproducción pisara las salas, al menos a base de escala. Me refiero a este caso para demostrar que puedo ser comprensivo con un proyecto de esta clase. Dicho eso, realmente no puedo encontrar ninguna razón para justificar la llegada del cine B de Huracán: Categoría 5, un producto de espectáculo mediocre, argumento ridículo, exageración insuficiente y ejecución bastante cómica.
En esta ocasión, la clase B no necesita presentaciones. Originalmente titulada The Hurricane Heist (El Atraco del Huracán), la película deja claras sus intenciones cuando plantea el robo de una instalación militar en medio de un masivo huracán. Ese huracán es aparentemente una fachada perfecta para ejecutar un atraco, excepto por un detalle; los ladrones no cuentan con la astucia de un meteorólogo (Toby Kebbell), un mecánico (Ryan Kwanten) y la agente (Maggie Grace) encargada de proteger los 600 millones de dolares guardados en la instalación. Es así que el mencionado trio se arma de valor y procura salvar el día, combatiendo con ladrones y los brutales efectos de un huracán. Pueden imaginar el resto. Aunque les daré una pista: persecución de camiones en el ojo de un huracán.
Si la trama no fuera ridícula, Huracán: Categoría 5 aun saltaría por la borda debido a su ejecución. Dudo de que esta nueva propuesta de Rob Cohen (Rápido y Furioso) no esté al tanto de lo que tiene entre manos, sin embargo, este cine catástrofe presenta formas que lo convierten en un verdadero desastre natural. Uno humorístico, pero nunca perdonable. Hay un pequeño porcentaje que señala un descuido consciente, mientras que el resto no para de enseñar incoherencias abismales. Estoy hablando de acciones argumentales sin ningún sentido y personajes que aparecen y desaparecen por pura conveniencia; la clase de errores que definen si las risas se oirán junto a la película o estarán dirigidas hacia ella. Aquí tenemos lo segundo, lógicamente.
Captar la ridiculez desde el inicio ayuda a disfrutar el tonto espectáculo que se promete. A ver, es una película sobre un atraco en medio de un huracán, entiendo dónde está colocado el nivel. Sin embargo, el film parece estar dedicado a construir incongruencias de notoriedad inmediata. Parte de la culpa recae en algunos planos, la edición y hasta la vestimenta de los personajes (nunca pensé que señalaría eso como un problema). Ahora, por supuesto que el libreto da un paso más largo, actuando como si hubiera sido escrito en algunas servilletas previo a cada día de rodaje. No es que los diálogos sean particularmente mediocres (que también), la barbaridad está en ver como los personajes son peones programados para aparecer sin ninguna excusa. Para ilustrarme, estoy seguro de que un personaje muere y luego vuelve a entrar en escena. Tampoco estoy seguro, dado que desaparece en una de las secuencias más cómicas, improbables y ridículas de este 2018, aunque no es raro que piense eso. ¿Por qué? Porque parte del reparto entra en escena para morir convenientemente, mientras que otros personajes terminan abandonados en el tintero derramado que esta película tiene sobre su guion; y mejor no hablar de la conclusión, que literalmente pone un punto final 30 segundos después de desatar su nudo.
Por más que haga reír y tenga el viento de la exageración a su favor, Huracán: Categoría 5 lo desperdicia luciendo su mediocridad como la medalla más brillante. Sí, ver la vulnerabilidad digital, los personajes incoherentes y la innumerable colección de ideas ridículas, es divertido, pero burlarse de una película de insuficiente conciencia no es el ideal de una sala de cine. Por un lado, garantizo que el público adecuado exprimirá cada detalle de esta cómica catástrofe, porque hay despropósitos a puñados. Del otro lado, bueno, es una de las peores películas de año.