Un misterio de si o no que mantiene la tensión hasta el final
Dolores estuvo ahí, conocía a la victima y estaba alcoholizada, pero ¿lo hizo? Bajo esa clase de información descubrimos a nuestra protagonista en Acusada, thriller argentino de Gonzalo Tobal que se saltea el pasado y suelta al espectador junto a la presunta asesina, acompañándola en la intimidad para responder a una pregunta de sí o no. ¿Sencillo? No necesariamente. Acumulando datos y dejando que los personajes nos manipulen, éste es un misterio bastante más original de lo que parece, que termina arañando con una tensión creciente e inteligente.
Acusada es bastante obvia con su título, siguiendo de cerca el caso de Dolores Dreier (Lali Esposito). Ella es presentada como una joven presionada, cuya angustia proviene de estar encerrada en su hogar de cara a su juicio. El juicio de asesinato de su mejor amiga. Parándonos en el lado de su inocencia, quedamos a merced de ella y su familia unida para escuchar la historia y exigir un veredicto justo. Solo que no está claro cual debería ser ese veredicto. Si algo funciona en este misterio es la presentación inicial de los hechos. No, el espectador no sabe la historia desde el primer minuto, sin embargo, no le toma demasiado hacerse con el panorama general. Es ese mismo panorama el que nos confunde, descubriendo pequeños detalles o actitudes que nos inclinan en distintas direcciones. Al igual que Dolores, su caso es desordenado, tanto que realmente se pierde su lado predecible.
Además de los problemas de juzgado, Acusada proporciona buen drama y se diferencia de otros misterios expertos en la descripción de hechos y la fabricación de pistas. La forma que tenemos de saber la verdad obedece a los problemas internos de los Dreier, familia que aparenta una perfecta unión y termina mostrando sus verdaderos colores. Inseguridades que incrementan considerablemente nuestra participación y construyen una capa de densidad que no esperaba en una obra así. Afortunadamente, Acusada no puede ser juzgada por apelar al insignificante drama adolescente, sino que sabe mantener la inteligencia y una madurez medida. Aunque cabe agregar que parte de su encanto está en sabe divertirse. Una vez más, este es otro thriller que recuerda a casos como Perdida en el sentido de que hay un paquete mezclado y medido de misterio, drama, engaño, exageración y hasta alguna risa. Es un cóctel bien mezclado para cualquier espectador, dispuesto a dar una cantidad justa de filo.
Incluso si reconozco su libreto bien estructurado, son las interpretaciones las que hacen al film tan disfrutable. Leonardo Sbaraglia se luce como un enigmático padre y Daniel Fanego es excelente como el sobrio abogado encargado de defender a Dolores y apagar los múltiples fuegos que prende durante el relato. Sobre la protagonista en sí, Lali Esposito es una de las mayores incógnitas aquí, dado que proporciona momentos excelentes y otros sosos. Puede que el personaje de Dolores Dreier deba ser poco enfático, sin embargo, hay poca modulación por parte de Esposito, lo que puede cansar. Especialmente cuando su trabajo físico y emocional saltan de la página. Dicho eso, su interpretación nunca llega a ser un problema. No como la de Lautaro Rodriguez al menos, quien le da vida al blando novio de Dolores. Es probable que ahí esté la mayor inconsistencia.
Pensándolo mejor, puede que también haya problemas con su conclusión. Porque Acusada incluye un momento final que se debate entre pedir la interpretación del espectador o el ser una frutilla encima de una torta bien preparada. Una confusión alejada de lo ideal que estropeará la experiencia de algunos y mejorará la de otros. Eso sí, sigue siendo un factor que entra en sintonía con el ingenio y las ansias de la película, cuya construcción se siente jugada por momentos, apostando a que la inseguridad cargue con toda la tensión. Acusada toma lo que tiene y lo mezcla de forma que sus dos horas vivan a partir de un si o un no. ¿Cuál merece la protagonista? Bueno, ahí está la verdadera incógnita.