Con Game Of Thrones a punto de terminar, la alabada serie épica de HBO ha tocado un punto único en su historia, pero no es aquel glorioso que uno hubiera intuido hace años. No, por primera vez, a solo un episodio de concluir, los espectadores parecen estar divididos en lo que refiere a la calidad de este relato de ocho temporadas. Me refiero a la llegada de discusiones en distintos niveles, sobre los guionistas, sobre decisiones, sobre profundidad, etc. Si examinamos la cuestión, parecería que la ira de varios fanáticos explotó durante el penúltimo capítulo, pero claro, es raro que una serie querida pierda tantos adeptos de la noche a la mañana. Se necesitan razones, y éstas no suelen estar contenidas en un único episodio. Para un camino erróneo siempre hay cimientos, así que enfoqué mi nuevo ensayo audiovisual en ello, los cimientos de la fallida temporada final de Game of Thrones. Una temporada con tropiezos y traiciones propias, dignas de una película del montón, no la densa serie en la que los espectadores se embarcaron hace casi una década.
El video a continuación contiene spoilers de la octava temporada así que absténganse de seguir si aun no han visto la serie.